Camarena se presenta en el Teatro del Lago en Frutillar, en plena zona de influencia del volcán Calbuco, que hace algunos días causó problemas en el país y en Argentina.
"No se trata del cantante de ópera que busca impactar con su voz, si no que es la voz del cantante que se pone al servicio de los temas, con el deseo de contar historias que nos hagan recordar y suspirar”. Así explicaba a comienzos de año el destacado tenor mexicano Javier Camarena el disco "Serenata", con el que rindió un sentido homenaje a la canción popular de su país.
Camarena prepara ahora un viaje al sur de Chile, país en el que se presenta en el Teatro del Lago el día 4 de julio, en Frutillar, en plena zona de influencia del volcán Calbuco, que hace algunos días causó problemas en el país y en Argentina.
Camarena vive intensos días de gloria: a sus espectaculares presentaciones en el Metropolitan Opera House de Nueva York, su reciente triunfo en el Teatro Real de Madrid en "La hija del regimiento", hablan que está en su mejor momento.
Por eso la presencia del artista en la austral plaza es una ocasión muy especial para el Teatro del Lago. De hecho, es el debut del tenir en Chile y se lleva a cabo con un recital que se promete como "inolvidable".
El programa de Camarena incluye obras del repertorio belcantista así como canciones populares, qu subraya su compromiso con la música latinoamericana.
En ese contexto se enmarca su álbum "Serenata", grabado en vivo en el Centro Cultural Roberto Cantoral de la Ciudad de México y que cuenta con la participación estelar de Armando Manzanero, acompañando a Camarena al piano en la evocativa "Mía" y en la intensa "Qué tristeza", ambas de la autoría del creador de "Esta tarde vi llover".
“Serenata” incluye obras de Agustín Lara, Luis Arcaraz, Antonio Zorrilla, Manuel Esperón, Felipe Bermejo, Consuelo Velázquez, Tata Nacho, Roberto Cantoral, Álvaro Carrillo y Armando Manzanero.
La crítica internacional subraya que "sus muchas dotes no se limitan sólo a los célebres agudos, en los que va sobrado, y que emite como un intenso rayo láser -los impares- o con sutiles reguladores -los pares- según le convenga, sino sobre todo en las partes más líricas donde exhibe una voz bellísima, un precioso legato, íntima media voz, y unos pianos y evanescencias para estremecerse de hermosura”.