Uno de los lugares más encantadores de la ciudad, justo a 40 km del D.F.
Llegar a Tepotzotlán es un relajo, en especial, si para eso hay que soportar un tráfico considerable. Este pueblo es uno de los lugares más encantadores de Ciudad de México, justo a 40 km del D.F.
El Templo San Francisco Javier es uno de los imperdibles de este viaje, dado que es uno de los templos más bonitos que tiene México. La fachada tiene un estilo barroco mexicano al igual que su interior, por lo que da la impresión de estar en un monasterio o en un convento. Es un lugar muy frío.
También se encuentra en este lugar el museo del Virreinato y el acueducto, dignos de visitar.
En el Mercado Municipal venden quesadillas, tacos, pancita y todas las garnachas mexicanas que puedas probar. El pambazo, que estaba delicioso, y una michelada son una buena opción al igual que un sope de suadero. Pero este no es lo único lugar donde venden comida rica en el pueblo, también hay restaurantes por un extremo donde se puede ir los fines de semana y comer su buffet.
Caminar por la ciudad es un placer porque todo era muy mexicano: había jarrones, ollas de barro, muchos objetos de cerámica, vendían plata, cuadros, lámparas, juguetes de madera. Este es un gran paseo porque muestra todo lo que los artesanos mexicanos pueden hacer que y que uno suele desconocer.
Dentro de las cosas divertidas que se pueden hacer en Tepotzotlán está el sacarse una foto vestidas de Adelita en un tren que estaba en exhibición, donde uno se puede caracterizar para verse como las muchachas de esa época. Esto se encuentra frente al mercado de las artesanías en donde se pueden comprar unas pulseras hechas con granos de café, collares tejidos a mano, dulces mexicanos, entre ellos los deliciosos muéganos y unos cantaritos con fruta picada al fondo con tequila y refresco de toronja.
Si de comer se trata, se puede encontrar una rica nieve de beso de ángel súper cremosa y un delicioso mini tamal de elote.
En las calles se puede escuchar música prehispánica, donde muchas veces los músicos invitan a bailar al público que los observa con gusto y curiosidad.
* Fotografía principal Melodijolola.com / Excélsior