Se trata de un problema que cada día afecta a más profesionales y que consiste en no tener claridad del camino a seguir, se sienten desorientados. A continuación algunas recomendaciones para salir adelante.
Alicia salió a pasear por el País de las Maravillas y se encontró con que el gato, a quien le dijo que se había perdido. Él preguntó: ¿A dónde vas?. Sin obtener una respuesta de la niña, el gato le explicó una simple, pero verdadera teoría: "Si no sabes a donde vas, todos los caminos sirven”. Es decir, el gran problema de Alicia era no tener claro dos informaciones claves: el lugar en que estaba y el destino al que le gustaría llegar.
Para el especialista Claudio Diogo, el problema vivido por Alicia es más común de lo que se cree. Según él, es posible acabar con ese mal, volviéndose una persona más productiva y, principalmemente, aumentar las oportunidades de destacarse en cualquier área.
Para eso, el consultor recomienda un plan de acción compuesto por dos etapas:
ETAPA I
Evaluar la situación actual, el “dónde está usted”: Haga una lista por separado de las cinco tareas que más y menos lo motivan. Luego, escriba en el papel los resultados que alcanzó con su actual modelo de trabajo y, entonces, confirme ítem por ítem de la lista. Evalúe si está satisfecho con la situación y reflexione sobre lo que necesita hacer para seguir adelante.
Defina a donde quiere llegar: En esta etapa se necesita ser muy preciso. Seleccione actividades que sean retadoras, que le causen malestar. “Aquí se puede escoger una meta simple predeterminada por sus líderes, o por usted. Pero, sobre todo, es importante crear una causa para defender”, dice el especialista.
ETAPA II
Según Claudio Diogo, con esto los porfesionale solucionan los dos problemas experimentados también por Alicia. Entonces pueden dar término al síndrome utilizando dos eficientes herramientas. “Yo las llamo de 'OQCQ' y 'visiones externa e interna'. La primera dice respecto a las preguntas fundamentales para cualquier decisión que se necesita tomar: qué, cuándo, cómo, quién”, dice.
La segunda analiza el escenario interno, registrando fortalezas y debilidades, y el externo, evaluando las oportunidades y amenazas. “Con esto, se reúne toda la información necesaria para concluir dónde se está y para qué dirección se intenta ir, eliminando el síndrome de Alicia e incrementando considerablemente las opciones de éxito”, concluye el entendido.