Estas interrogantes no son aleatorias, sino que están pensadas para determinar si el postulante va a encajar con el puesto de trabajo, con la cultura de la compañía y con el estilo de liderazgo de su nuevo jefe.
Una correcta preparación antes de enfrentarse a una entrevista de trabajo puede marcar la diferencia entre reincorporarse al mundo laboral y quedarse sin empleo. Durante este proceso, las preguntas difíciles no son aleatorias, sino que están pensadas para determinar si el postulante va a encajar con el puesto de trabajo, con la cultura de la compañía y con el estilo de liderazgo de su potencial nuevo jefe. Hay que tener presente que la sinceridad es fundamental; sin embargo es conveniente que los candidatos conozcan una serie de interrogantes que son habituales y que vayan prevenidos a la hora de responder, evitando quedarse en blanco o contestar algo que los pueda perjudicar.
Andrea Abella, consultor de la multinacional de Recursos Humanos Randstad, comenta que hay cinco preguntas que pueden resultar complicadas, una de ellas es ¿cuáles son tus debilidades? “A nadie le gusta admitir que tiene debilidades y todavía menos delante de su posible futuro jefe, pero negarlas no es la opción correcta. Demostrar capacidad de crítica y autoconocimiento es siempre positivo. Una buena manera de responder es hablar de aquellas falencias que has tratado de superar, comprobando que has tomado medidas al respecto. Por ejemplo, lo correcto sería decir: Por mi timidez, en algunas ocasiones no ha sido fácil integrarme en los equipos, pero he participado en distintas dinámicas grupales y creo que voy mejorando mis capacidades de comunicación y adaptación al entorno. Y nunca afirmar: No tengo ninguna debilidad”, dice.
Asimismo, la pregunta ¿qué es lo que menos te gustaba de tu otro trabajo? suele ser compleja y hay que tener especial cuidado en no insultar al jefe anterior o menospreciar a la empresa. “En vez de eso, hay que centrar las objeciones en la ausencia de aquello que buscabas para tu futuro profesional y decir: Necesitaba nuevos retos que me permitiesen alcanzar metas más altas en el mediano plazo”. Por otro lado, cuando la pregunta apunta a indagar sobre un periodo sin actividad laboral, como ¿por qué tienes un vacío en tu historial de trabajo?, “no debes sentirte incómodo, ya que haber estado desempleado durante un tiempo no es tan inusual, e incluso puedes sacar partido de ello remarcando los cursos o colaboraciones que realizaste durante ese lapso”, afirma la experta.
Dentro de este paquete de interrogantes difíciles, se encuentra ¿por qué deberíamos contratarte?, la cual se puede transformar en una gran oportunidad. “En este caso, lo adecuado es mostrar confianza y no tener miedo de decir que, sinceramente, crees que eres la mejor persona para desempeñar este trabajo. Sin exagerar, céntrate en resaltar las características que te diferencian de los demás y marcan la diferencia. Otro buen método es investigar acerca de la empresa en cuestión y destacar algunas de tus habilidades que puedan encajar en sus necesidades u objetivos”, aconseja Andrea.
Por último, los expertos en reclutamiento suelen preguntar ¿tienes alguna duda? Por eso, antes de asistir a una entrevista de trabajo los candidatos deben tener la perspicacia de informarse sobre la compañía. De este modo, “el reclutador verá que tienes interés por la organización a la que aspiras formar parte, se darán cuenta de que eres curioso e inquieto, que no te conformas con cualquier cosa y que sabes a lo que te enfrentas. Una posible respuesta sería: He podido ver que han empezado a comercializar X producto. ¿Por qué optaron por esa línea de negocio? Y no decir simplemente: Me ha quedado todo claro. Independientemente de las preguntas a las que te enfrentes, la honestidad, la actitud y la confianza en uno mismo son los ingredientes fundamentales a la hora de dar respuestas correctas”, enfatiza.
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