Embajadores, escritores y ciudadanos comunes forman parte de la amplia clientela que nutre al popular espacio capitalino, cuyo verdadero nombre es "New Bar".
Si alguien pregunta en Tegucigalpa por el "New Bar", quizá pocos logren una respuesta que les lleve a ese popular sitio en pleno centro histórico de la capital que esta semana ha cumplido 70 años, pero que entre los hondureños es conocido como "Tito Aguacate".
"El bar fue fundado el 19 de febrero de 1945 por Pedro Maradiaga como New Bar, pero mi padre -José Valentín Pereira- que comenzó trabajando como su empleado, lo compró y desde 1957 es patrimonio de la familia", relató Fernando Pereira, uno de los tres hijos que heredaron la cantina más popular de Honduras.
El nombre compuesto de la cantina se deriva de "Tito", como se le conocía a José Valentín Pereira, y "Aguacate" porque un pedazo de esa fruta, acompañada de queso, un trozo de huevo cocido y otro de patata no falta en cualquier mes del año entre los bocadillos para sus clientes.
De los efectos y sabor del "Calambre" dan fe los que llegan al bar a "curarse" de la resaca, aunque no todos saben que el trago nació precisamente un día de esos en que Tito intentaba "rescatar" a uno de sus amigos que amaneció "golpeado" de una borrachera, recordó Fernando mientras atendía a una numerosa y bulliciosa clientela.
El cóctel se quedó desde entonces con el nombre de "Calambre", que muchos clientes, hombres y mujeres, toman con moderación, lleven o no por dentro una resaca, o "goma" como le dicen los hondureños.
El "Calambre" se prepara a base de un chorro de ginebra y otro de vino tinto cuya calidad no es la mejor; zumo de limón, azúcar y hielo, todo agitado en botes de vidrio con tapadera de rosca.
Durante muchos años también se creyó que "Tito Aguacate" discriminaba a las mujeres porque no permitía que ingresaran a la cantina, pero según dijo sonriente su hijo Fernando, "nunca hubo el rechazo" a las féminas.
"Lo que pasa es que las damas de antes eran más conservadoras, digamos más recatadas, una que otra entraba por la puerta de atrás, pero ahora son muchas las que vienen a degustar de un 'calambre', cerveza o cualquier otro trago, por lo general acompañadas de amigos, su esposo, novio o en grupos", agregó.
El 70 aniversario de la cantina ha sido recordado esta semana incluso con una exposición de fotografías de políticos, empresarios, artistas de la plástica, músicos, poetas, deportistas, abogados, obreros, periodistas, historiadores y vendedores de lotería, entre otros, montada por el periodista y crítico de cine Roberto Budde.
La casa de esquina donde se localiza "Tito Aguacate", con paredes de adobe y techo de tejas de barro, data de unos 150 años y en su interior conserva un bar de unos 100 años y viejos y rústicos sillones y bancos de madera para su clientela.
Para el español de origen argentino Esteban Ramos, catador de vinos, "Tito Aguacate representa un pequeño gran pedacito de la cultura capitalina".
"Es lugar de animadas charlas al calor del Calambre y el fragor de profundas reflexiones, el 'New Bar' es destino de obligada visita para todo capitalino, y de más allá", agrega.
El músico hondureño Jesús Muñoz Tábora, con estudios en Chile, dice que "Tito Aguacate es una casa especial para reunirse, platicar, hablar de arte, música, pintura, educación, política, en un ambiente que no se da en otro lugar".
Entre los visitantes que han pasado por "Tito Aguacate" figuran reconocidos políticos hondureños y los embajadores de Estados Unidos, Larry Palmer y Frank Almaguer, quienes incluso llevaron el bar a la residencia de la embajada en Tegucigalpa para fiestas del 4 de julio conmemorativa a la independencia de ese país.
* Crónicas EFE