Es importante preocuparse por su diversión, necesidades e incluso por los demás pasajeros que acompañan el vuelo.
Desinfecte todo
Al abordar, saque los pañitos húmedos y limpie los asientos, la bandejita, los ventiladores... Los aviones son nidos de bacterias y no querrá tener a su hijo enfermo al segundo día del paseo.
Lleve detallitos para sus compañeros de puesto
Si el bebé llora sin parar o si llega un cambio de pañal oloroso, ellos serán más comprensivos después de recibir unas galleticas o unos chocolates.
Invite familiares
Los abuelos y los tíos estarán felices de pasar tiempo con el bebé y les darán placenteros momentos de descanso.
Lleve una bolsa de trucos
Aunque siempre haya alejado a su hijo de las tabletas, es lo primero que tiene que empacar. Lleve libros, sonajeros, títeres y muñequitos plásticos que pueda morder hasta quitarles las orejas.
Considere el portabebés
Será la manera más cómoda de llevar al niño en el aeropuerto, con el check in, las maletas y los desplazamientos. Si el bebé se duerme de esa manera, matará dos pájaros de un solo tiro.
Prepárese para todo
Lleve pañales de más, pañitos húmedos, mudas, cobijas, juguetes, comida… Y no olvide averiguar qué puede llevar en la cabina, muchos aeropuertos restringen los líquidos.