Es la calidad o gusto en sus productos lo que ha llevado a estos comerciantes informales a convertirse en un clásico de Caracas.
Las avenidas de Caracas, albergan a cientos de carritos o vendedores ambulantes que han hecho de las calles su local, convirtiéndose en puntos de referencia e incluso íconos de la zona.
Es la calidad o gusto en sus productos lo que ha llevado a estos comerciantes informales a convertirse en un clásico de la ciudad, para permanecer por años y hasta varias décadas, llevando alegría y creando historias alrededor de su carrito.
1.- Perros calientes:
En Las Mercedes está el popular Rulo que ha consolidado su punto de venta frente al centro comercial Tolón. Por su parte, en Altamira, se encuentra el puesto de Filippo, quien incluso se convirtió en Patrimonio Cultural de Chacao con su clásica versión del perro caliente.
2.- Donas:
En la urbanización La Carlota todas las tardes está el carrito de rosquillas que desde la acera atiende a los conductores que se antojan durante el tráfico de un dulce para así pasar la cola de forma más agradable. En Los Naranjos, a las afueras del centro comercial, está el camioncito al que muchos vecinos de la zona acuden para comprar su merienda. Hay de variados sabores, rellenos y coberturas.
3.- Chicha:
La típica es la de El Hatillo: un negocio de años que se ha convertido en familiar y que está ubicado en una esquina de la Iglesia en el Casco Histórico. Turistas y habitantes del municipio asisten con regularidad para comprar no solo el vaso sino el tamaño familiar para llevar a casa. Por su parte, en la UCV, los estudiantes han disfrutado de las chichas que, desde hace más de 20 años, están en la plaza del rectorado.
4.- Churros:
En Hoyo de la Puerta, un señor tiene tantos años como el puesto que ahí recibe a transeúntes y choferes que se detienen para pedir su ración con azúcar. Vende únicamente los tradicionales y el cliente puede presenciar cómo preparan su pedido.
5.- Quesos:
En el Alto Hatillo vía a la redoma El Arroyo está un quiosco artesanal de madera que a raíz del paro petrolero de 2002 se convirtió en la fuente de ingresos de una familia y en referencia para el municipio. Su buena atención y calidad de los productos atrajo las visitas no solo residentes de la zona sino también de personas de Sucre y Chacao. Su negocio se centra únicamente en quesos pero han versionado los típicos creando versiones aliñadas o hasta tortas con este como ingrediente principal.
6.-. Heladeros:
Quienes suben a El Ávila para ejercitarse consiguen a su paso los helados de vasito. Son un clásico de la montaña. Esta se ha convertido en una parada obligatoria; para los deportistas no tanto, a menos que tengan una baja de tensión porque estos postrecitos no están exentos de azúcar ni pensados para un estilo fitness.
7.- Cocadas:
Vía al Cementerio del Este está el Señor Carlos que con el sabor de sus cocadas ha acostumbrado a la gente a que luego de comprar sus flores se tome un vaso de esta refrescante bebida.
* Nota El Estímulo