Con un escenario en el que varias escuelas de negocios y universidades han abierto sus puertas tras el peor momento del COVID-19, alumnos y académicos se topan con dos realidades: los campus físicos y los online, con los que se intenta democratizar el aprendizaje.
La tecnología se ha instalado rápidamente en los campus de universidades y escuelas de negocios, donde se han implementado salas híbridas para que los alumnos puedan conectarse de manera virtual, pero sin dejar de lado los espacios colaborativos que propician la innovación y los proyectos en conjunto.
Es así como se han aplicado diversas tecnologías y metodologías, como sesiones online síncronas -al mismo tiempo- y asíncronas -generalmente no en vivo y mediante videos-, junto con el uso de materiales multimedia, videos, simulaciones, gamificación y actividades con feedback, entre otras.
De esta forma, el nuevo rol de los campus permite que las relaciones se fortalezcan y que los aprendizajes no tengan barreras. “Este nuevo escenario se nos presenta como una gran oportunidad para integrar lo mejor de ambos espacios, el físico y el virtual. Con esta mirada se concentraron los esfuerzos en dotar al campus de la tecnología e infraestructura requeridas para que la experiencia, no solo del estudiante, sino también de su comunidad vinculada, sea la mejor y la más enriquecedora, especialmente si pensamos en la universidad como institución generadora de soluciones para la comunidad”, comenta Giuliana Leguía, directora de la peruana Pacífico Business School.
Tanto la española IE University como la argentina Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) han hecho cambios durante la pandemia que han mantenido. En la UTDT se han enfocado en la enseñanza presencial, pero en algunos casos, como en la educación ejecutiva, han mantenido una oferta online y blended.
“El campus cuenta con aulas de diverso tamaño, con capacidad para 25 y hasta 200 personas. En todas ellas se puede realizar streaming en HD. Se adquirieron sistemas completos de aulas híbridas que cuentan con dos cámaras y varios micrófonos para tomar sonido ambiente, integrados con Zoom. En las aulas más grandes se ha dispuesto de pantallas para visualizar a los alumnos remotos. En el caso de las clases híbridas se garantiza de esta forma la experiencia de los alumnos y la integración de ambos públicos, es decir, entre quienes acuden al aula y aquellas personas que están remotas”, explica Melani Machinea, decana ejecutiva de la Escuela de Negocios de UTDT.
En el caso del IE, que inauguró en septiembre del año pasado el campus vertical IE Tower en la zona financiera de Madrid, han impartido programas bajo el formato blended y transformaron su metodología de enseñanza. Si bien desde septiembre de 2021 los alumnos pueden asistir a clases presencialmente, llevan a cabo la metodología que denominan “liquid learning”, con la posibilidad de que estos puedan ir en persona o participar de manera online síncrona, en el caso de que se encuentren haciendo prácticas en otros países.
“Esta flexibilidad ha venido para quedarse, así que el uso del campus sigue estando muy vigente en nuestro caso y allí deben ocurrir muchas actividades, no solo sesiones de clases: actividades son de carácter académico, pero también extracurricular”, indica Martín Rodríguez, director de IE Publishing y Executive Education Online en IE Business School e IE University.
En la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile se han habilitado sistemas híbrido e invertido en infraestructura tecnológica y en plataformas docentes que permiten un cumplimiento de los objetivos de aprendizaje. “Al día de hoy contamos con 40 salas híbridas que permiten mantener clases presenciales y online sincrónicas al mismo tiempo para nuestros estudiantes de postgrado y pregrado”, señala Mauricio Jara, director de la Escuela de Postgrado en la Facultad de Economía y Negocios.
Tecnología de punta
En la española ESIC Business School, que tienen campus en América Latina, han habilitado en Brasil y Medellín aulas que cuentan con tecnología que permite hacer clases híbridas y online, tanto para las áreas de grado como de postgrado y corporate.
"Disponemos de activos digitales, sistemas de soporte digitales y LMS que nos permiten llevar los programas bajo la metodología que requiera cada formato. Gracias a la buena experiencia que ofrece la tecnología podemos hablar de un Aula Everywhere, que facilita la formación en distintos espacios de forma síncrona y asíncrona", dice Eva Rodríguez, media manager de ESIC.
Y en IE, donde buscan que sus campus trascienden las fronteras de lo físico, contarán en 2023 con experiencias de realidad virtual y experiencias inmersivas especializadas para que los alumnos aprendan de manera efectiva, aunque no se encuentren en el mismo espacio físico. “Nuestro objetivo es que es que para el próximo año académico todos nuestros alumnos tengan a su disposición gafas de realidad virtual y trabajemos en campus en diferentes metaversos como Roblox y Decentranland”, señala Rodríguez.
Incluso, las escuelas ya están avanzando en la integración de nuevos formatos virtuales, como la implementación de metodologías inmersivas, de realidad virtual y hasta metaversos. “Los alumnos interactuarán en otros espacios virtuales y se crearán experiencias de aprendizaje muy enriquecidas que perdurarán en su memoria por más tiempo, ya que podrán vincular sus emociones, estarán muy enfocados en lo que están aprendiendo y les permitirá practicar en simulaciones VR”, añade Rodrígiuez.
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Este foco mucho más virtual intenta que el aprendizaje sea más sencillo y eficiente, además y permite que los alumnos se conecten desde cualquier lugar. Todo esto sin cambiar los temas relevantes que se deben abordar en las diferentes etapas formativas, ya sea pregrado o postgrado.
Esta nueva realidad les permite a los alumnos tener mayor acceso a los programas que se imparten, cada vez más dinámicos, muchas veces de instituciones internacionales que no estaban al alcance de los estudiantes latinoamericanos antes de la pandemia.
“Al alumno se le otorga una mayor flexibilidad y la posibilidad de no perder clases si no se encuentra en Madrid. De esta forma, puede realizar prácticas mientras estudia, por ejemplo” comenta Rodríguez, de IE.
Después de todo, el campus híbrido, que es una de las modalidades más usadas después de la presencial y por sobre el modelo online, “contribuye al contacto y la reflexión de los compañeros en clase, lo que agrega mucho valor en cada cohorte. El ecosistema universitario se posiciona desde la interacción personal para la construcción del valor que los alumnos se llevan, y esto excede lo puramente técnico e individual”, dice Machinea, de UTDT.
Pese a que se están potenciando los proyectos digitales, en las instituciones educativas no están frenando las inversiones para construir más infraestructuras físicas. En la UTD, explica Machinea, “se acaba de lanzar la convocatoria para un nuevo edificio y plaza central del campus, un proyecto de 24.000 m2, que ya estaba programado en el master plan y que aumentará un 50 % la superficie disponible para el dictado de clases, oficinas de profesores y espacios universitarios".
En esta misma línea, la Universidad de Chile tiene un plan de inversión de infraestructura para proporcionar espacios pensados en la docencia a nivel de pregrado y postgrado. La Facultad de Economía y Negocios se encuentra en proceso de implementación de espacios ubicados fuera de los campus tradicionales destinados a postgrado y desarrollo gerencial. Hasta el momento se ha invertido en los campus de las comunas de Santiago, Providencia y Las Condes, en esta última en el Edificio Génesis.
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Porque los campus irán evolucionando sin dejar de lado la presencialidad, tan valorada en las instituciones educativas y los alumnos, quienes esperan tener contacto con sus pares y profesores. “Existe un importante número de estudiantes que demanda la educación tradicional en formato presencial. Hay que ser cuidadoso en diferenciar ambas dimensiones y en mantener el compromiso de aquellos estudiantes que optan por asistir a nuestras aulas”, señala Jara, de la Universidad de Chile.
Por lo mismo, junto con seguir invirtiendo en tecnologías cada vez más avanzadas, se continuará destinando fondos a la creación del mejoramiento y extensión de los campus existentes. “Los campus se adaptarán, se incorporarán nuevas formas de hacer, interactuar, investigar y transmitir conocimiento, pero seguirán siendo centrales en la formación superior de calidad”, dice Machinea.
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