El centro de investigación Living Cell Tecnologies, Nueva Zelanda, está implantando estas células en cerebros de personas que sufren esta enfermedad. La idea es estimular el crecimiento de dopamina, sustancia encargada de controlar el movimiento.
El centro de investigación Living Cell Tecnologies, con sede en Nueva Zelanda, empezó recientemente uno de los ensayos clínicos más innovadores: implantar células de cerdo en el cerebro de personas con Párkinson para tratar esta enfermedad.
El Párkinson es una patología que se caracteriza por la pérdida gradual de ciertas células cerebrales que producen dopamina, compuesto que ayuda a controlar movimientos. Por esto, al transportar células del plexo coroideo de los cerdos a las personas con Parkinson, los médicos buscan estimular la producción de dopamina en las células cerebrales restantes.
"Es poner en una pequeña fábrica neuroquímica para promover el crecimiento de nuevas células nerviosas y lograr su reparación", afirmó Ken Taylor, líder del estudio, al portal New Scientist.
Aunque el ensayo apenas está en sus etapas iniciales, cuatro personas a las que se les realizó la cirugía empezaron a mostrar resultados positivos 18 meses después y su efectividad ya había sido comprobada en ratas. El mes pasado 18 pacientes más entraron al ensayo clínico controlado, quienes al igual que sus antecesores deberán someterse al siguiente procedimiento.
Las células extraídas de los cerdos se colocan dentro de un revestimiento poroso elaborado a partir de algas. Con esto, los compuestos que enriquecen el tejido cerebral circundante pueden salir, pero las células inmunes de los pacientes no tienen cómo entrar y atacarlas. Cada una de estas capsulas mide aproximadamente medio milímetro de ancho y contienen alrededor de mil células de cerdo que son implantadas al cerebro.
De esta forma, los médicos han encontrado un mejoramiento de 14 puntos en una escala de 199. Puntaje que no consideran tan bajo cuando en práctica les permite a las personas realizar cosas tan vitales como caminar o poder cortar la comida.
No obstante, las críticas al peculiar ensayo clínico ya se empezaron a despertar. Según explicó Steven Gill, de la Universidad de Bristol, Reino Unido, a New Scientist, las mejoras reportadas en los pacientes pueden ser consecuencia de un efecto placebo, pues las células nerviosas no crecen tan rápido. Idea que, además, está basada en que estudios previos han reportado que los síntomas del Párkinson suelen responder muy bien al efecto placebo.
Para tener reacciones más conclusivas, en el ensayo clínico que se realizará con los 18 nuevos participantes se implantarán 120 capsulas en vez de 40 (como hicieron con los 4 primeros participantes) y se hará el procedimiento en ambos lados del cerebro, no es uno como se realizó al principio.