Una alimentación equilibrada, además, contribuye a prevenir enfermedades, prolongar la esperanza de vida y que esta sea de calidad.
Los hábitos alimenticios que se adopten en el trabajo van a impactar de manera positiva o negativa en la salud y en las emociones de las personas, por lo que conviene conocer cómo llevar una dieta adecuada durante las ocho horas, o más, que se pasen fuera de casa.
“Lo que nosotros hagamos hoy, influirá en lo que seremos mañana. Si las elecciones de alimentos que hagamos son saludables, nos vamos a sentir con más energía; si estas no lo son, nos sentiremos cansados, y nuestros procesos de pensamiento no serán fluidos”, expuso la nutricionista y life coach Karen Barquero.
Una alimentación equilibrada, además, contribuye a prevenir enfermedades, prolongar la esperanza de vida y que esta sea de calidad, añadió.
La clave es comprometerse a formarse hábitos, de manera paulatina, que ayuden a cumplir con la metas de un estilo saludable en el trabajo, sin necesidad de sacrificios como dietas o pasar tres horas diarias en el gimnasio.
Hay que destacar que muchas personas tienen trabajos sedentarios, por lo que deben controlar la cantidad de grasa y carbohidratos que consuman al día, para evitar el sobrepeso y obesidad, detonantes de enfermedades crónicas como diabetes o cardiovasculares. De esa cuenta, hay que moderar la ingesta de sal y azúcar, por lo que es conveniente llevar al trabajo alimentos preparados en casa, lo que resulta, además, más higiénico y económico.
“Si nos sentimos bien por dentro, lo reflejaremos, y eso nos hará sentir menos estresados y ansiosos y se evita pasar comiendo todo el tiempo en el trabajo”, dijo Barquero.
Aunque se recomiendan tres comidas diarias y dos refrigerios, la nutricionista aconseja comer cada vez que se tenga hambre y no olvidar hidratarse con dos litros diarios de líquidos, no únicamente agua.
Desayuno, la comida principal
Se recomienda un licuado de frutas con avena —o leche con avena y fruta— y un pan —de preferencia, integral porque tiene más fibra— de jamón y queso, pero también de huevo o vegetales como pepino o zuchinni asado.
Si la persona opta por no llevar almuerzo, sino lo adquiere en algún comedor o restaurante, debe procurar equilibrar el desayuno con fruta, pan y la proteína. Preferir los jugos naturales, que tienen mucho menos azúcar que los envasados.
Almuerzo: equilibrado platillo
Es aconsejable mantener en el trabajo los mismos hábitos saludables que en casa. Por tanto, este tiempo de comida debe ser moderado, al incluir proteína: una porción de carne, ya sea roja o blanca, del tamaño de la palma de la mano; carbohidrato: una porción de arroz, papas o pasta, del tamaño del puño; vegetales, ya sea cocidos, asados y guisados, y una tortilla.
Si se prefiere llevar ensalada hecha en casa, que sea de alimentos que se mantengan frescos por más tiempo, como tomate o zanahoria. Una fruta de postre es ideal.
Refacción: frutas, sin falta
Debido al estrés causado por las actividades laborales, puede surgir ansiedad que aumenta el deseo de comer todo el tiempo. Por ello, se aconseja llevar frutas al trabajo, de preferencia, aquellas que sean crujientes, como manzanas, que hacen que su consumo sea lento, o naranjas o mandarinas, que son ricas en fibra. Para el refrigerio vespertino, se puede consumir frutos secos como semillas de marañón, manías o almendras, las cuales liberan el estrés durante el proceso de masticación.