Parece algo muy sencillo, pero un acto tan común y cotidiano como sonarse la nariz tiene su técnica para hacer de ella una acción más efectiva y saludable.
Alergias, catarros, resfriados e infecciones pueden irritar la nariz, ya que se acumulan las secreciones y la mucosidad. Sonarse puede proporcionar alivio al limpiar los conductos nasales, pero hay que hacerlo de la manera adecuada para que la situación no empeore.
Aunque se trata de una acción cotidiana, lo cierto es que la acción de sonarse implica ciertas condiciones y características que no siempre se cumplen. Los hábitos incorrectos pueden ser hasta perjudiciales.
Varios expertos coinciden en las siguientes tres claves:
- Hacerlo con delicadeza. Para empezar, evitar sonarse ejerciendo demasiada fuerza. Sonarse una sola vez puede generar diez veces tanta presión como estornudar o toser. Y mientras mayor sea la fuerza, mayor probabilidad hay que alguna mucosidad vaya a parar a los conductos de los senos nasales que ya están inflamados, con lo que sólo se logra extender la infección.
¿Cómo saber si se ha hecho demasiada fuerza al sonarse? Si no se siente presión en los senos nasales antes de sonarse, pero se sientes después es una señal de haber ejercido demasiada fuerza. Y si se siente como un crujido en los oídos, quiere decir que la fuerza ha impulsado la mucosidad hacia el oído medio.
- Humedecer los conductos nasales. Se recomienda el uso de un atomizador salino (disponibles en farmacias) para humedecer los conductos nasales antes de sonarse, sobre todo si la mucosidad se ha endurecido en su interior.
Esta regla debe seguirse siempre, pero especialmente por las mañanas, ya que los conductos nasales tienden a resecarse durante la noche mientras se duerme. La técnica de aplicarse el atomizador es muy simple: se rocía primero un lado de la nariz y luego el otro. Cuando se rocíe un conducto, esperar un minuto para dejar que funcione, y después hacer lo mismo con el otro.
- Un lado a la vez. Muchas personas se suenan los dos lados de la nariz al mismo tiempo, pero lo más indicado es hacerlo con los conductos nasales por separado, nunca los dos juntos.
Otra recomendación importante es protegerse de los resfriados. Como los virus que lo transmiten se adhieren a las superficies que se tocan con más frecuencia, una buena medida para desinfectar tus manos es lavárselas con frecuencia con agua y jabón, sobre todo si se convive con personas que ya están enfermas.
Si no hay agua y jabón disponibles, es conveniente el uso de un limpiador desinfectante con alcohol, que ayuda a eliminar los virus.