El VP Cono Sur de Johnson & Johnson Medical Devices analiza las distintas aristas de lo que será la reanudación de los procedimientos médicos y cirugías que fueron postergadas por el COVID-19. Esto se conecta con el reciente lanzamiento de Reactivando Cirugía, una plataforma que reúne las mejores prácticas y pautas gubernamentales con el fin de ayudar a las instituciones médicas a estructurar planes de retorno.
Paulatinamente, algunos países de América Latina se adaptan a la nueva normalidad. Las instituciones médicas tienen claro que las procedimientos médicos pospuestos a causa de la pandemia deben se retomados con la seguridad y medidas preventivas necesarias. Pero, ¿cuál es la mejor estrategia a utilizar?
Johnson & Johnson Medical Devices lanzó recientemente Reactivando Cirugía, una plataforma digital que reúne prácticas y pautas gubernamentales de varios países de la región para ayudar a los prestadores y profesionales de la salud a estructurar planes para reanudar los procedimientos médicos y quirúrgicos que fueron postergados.
Conversamos con Tulio Oliveira, VP Cono Sur de J&JMD, quien entregó recomendaciones para crear una estrategia efectiva en este retorno y abordó las tendencias que ya están impactando en el área de salud a nivel global.
- ¿Qué factores se deben considerar al momento de comenzar a diseñar una estrategia de retorno a los procedimientos médicos y cirugías? ¿Cuánto tiempo mínimo debe durar y quiénes deben ser los líderes?
En Latinomérica, diversas autoridades médicas y líderes de hospitales han comenzado a discutir la reanudación de los procedimientos pospuestos. En este contexto, uno de los puntos de atención que han surgido es la necesidad de tener claridad sobre los protocolos de seguridad para evitar que los pacientes se contaminen con coronavirus.
Como parte de nuestra asociación con importantes actores del sector de la salud, JNJMD tiene una alianza con The Advisory Board, una consultora internacional especialista en temas de salud. La recomendación que ellos hacen, basada en las mejores prácticas recopiladas alrededor del mundo, consiste en una serie de etapas que siempre tienen foco en seguridad: analizar los volúmenes posibles de alcanzar, desarrollar nuevas políticas y procedimientos, mantener al personal involucrado en este desarrollo y un robusto plan de comunicaciones a los pacientes.
Es muy difícil poder estimar el tiempo que demorará la recuperación del volumen clínico; pueden ser meses y hasta años dependiendo del estado de cada sistema de salud, la velocidad de la adaptación, la confianza de los pacientes y el control del COVID. Lo único que es claro, es que debemos buscar múltiples alternativas y adaptarnos para no seguir postergando las atenciones no COVID, porque traerá graves consecuencias a la salud de la población y pondrá en un mayor riesgo la sustentabilidad del sistema de salud. Pero si todos los actores nos integramos en colaboración público-privada, la solución será mucho más completa y rápida.
- ¿Cuál es el rol de la colaboración en la búsqueda de un camino al retorno a los procedimientos?
La colaboración es clave en esta etapa, porque el sistema de salud en todos los países es complejo y diferente entre sí. Entonces se tiene que lograr una coordinación extrema que ponga a todos los actores en búsqueda de un mismo objetivo que es volver a entregar salud de manera segura.
Y los actores son muy variados: si nos ponemos en el rol de un paciente nos damos cuenta de que atraviesa un camino lleno de diferentes actores para obtener un resultado que mejore su salud. Incluso antes de acudir a un centro de atención primario, ya pide referencias o recomendaciones entre sus cercanos. En su primera visita, pasa por varios tipos de personal clínico que evalúan su salud; a lo que se suma personal no clínico, pagadores, exámenes, más evaluaciones, etc. Imagina que para que eso funcione, hay una serie de actores que no están necesariamente en contacto directo con el paciente, pero sí deben adaptar su funcionamiento, propuesta y la logística para que todo funcione de manera coordinada. Por eso es que debemos colaborar todos, desde los responsables del sistema público y privado, pasando por personal médico, proveedores primarios y secundarios y hasta los medios de comunicación, para apoyar el camino que realiza ese paciente que si no se atiende hoy, puede empeorar su diagnóstico cada día que avanza sin atención.
En este sentido, J&J quiere facilitar esa colaboración a través de la plataforma Reactivando Cirugía, donde se reúnen las mejores prácticas y las pautas gubernamentales de varios países de Latinoamérica para ayudar a los prestadores y profesionales de la salud a estructurar planes para reanudar los procedimientos médicos y quirúrgicos que han sido pospuestos.
Además, este sitio web también tiene como objetivo ayudar a los médicos a reconectarse con sus pacientes, para hacer frente a la falta de confianza que tienen las personas para ir a los hospitales y someterse a tratamientos por temor a contaminarse. Creemos que es importante contribuir al camino de regreso a la nueva normalidad. Camino que comienza con la creación de un entorno seguro en los recintos hospitalarios y concluye con una mayor confianza en médicos y pacientes, para reanudar sus procedimientos.
- Al analizar cómo otros países han enfrentado este momento, ¿hay ejemplos de buenas prácticas que podamos analizar e incorporar a la realidad de países latinoamericanos?
Eso es justamente lo que esta plataforma está poniendo a disposición de todo el ecosistema de la salud. Las mejores prácticas en aquellos países donde el COVID-19 llegó antes que a nuestro continente. De la misma forma, en los webinars traemos esas experiencias a nuestra realidad y discutirla con nuestras instituciones.
Uno de los casos que revela una buena práctica, es el del Hospital Clinic de la Universidad de Barcelona. En este caso se trabajó en protocolos, programas y recomendaciones para cirugías seguras, priorización de especialidades para retomar cirugías según criticidad de pacientes. También hubo modificaciones de estructuras físicas para separar circuitos con COVID y libres del mismo. Separación de equipos de trabajo, inclusión de telemedicina, testeos de COVID periódicos al equipo médico, y muchos otros nuevos procesos. Estos protocolos permitieron que se incluya dentro de las primeras cirugías electivas a la cirugía bariátrica, considerando que los pacientes con obesidad y otras comorbilidades, tienen un mayor riesgo a un desenlace crítico cuando contraen coronavirus.
- De acuerdo con lo observado, ¿cuál es el mayor desafío que tienen que enfrentar las instituciones con el aumento de los procedimientos retrasados?
El desafío inmediato y prioritario es implementar protocolos y medidas de seguridad tanto para el equipo médico como para los pacientes, y sumado a esto, no podemos dejar fuera la otra clave que es la comunicación con los pacientes, para explicar estas medidas de seguridad y los nuevos protocolos.
Sin duda que todos en el sistema de salud, podemos hacer mucho para prepararnos y entregar seguridad a nuestros pacientes. La industria proveedora, que es donde J&J lidera con innovación está trabajando incansablemente en nuevos productos y servicios para aumentar la seguridad. Pero nada de esto va a funcionar si no recuperamos la confianza de los pacientes, ayudamos a que pierdan el miedo y no retrasen ni hagan esperar su salud. En esto la comunicación de las medidas de seguridad es clave. Tenemos que comunicarnos con los pacientes y generarles la confianza necesaria para que retomen sus consultas, tratamientos y cirugías.
- ¿Qué enfermedades podrían empeorar la demanda futura?
Esto muy variable y atiende a la realidad de cada población, incluso a la de cada sistema de salud y su configuración geográfica. Las instituciones están adoptando un enfoque gradual para reiniciar los procedimientos programados priorizando aquellos procedimientos clínicamente sensibles al tiempo, como el diagnóstico y tratamiento de cáncer o patologías cardíacas, así como también aquellos ambulatorios o de corta estancia hospitalaria, financieramente beneficiosos y que tienen menores requisitos de equipo de protección personal. Sin embargo, sabemos que en nuestros países la obesidad es una comorbilidad que amenaza la salud de los pacientes de manera real y exponencial, y que podría dejar de tratarse o incluso verse empeorada en confinamiento.
- ¿Cómo se puede apoyar al personal médico en esta tarea?
Ellos son parte de todo este nuevo mundo, no solo debemos darles apoyo, sino que deben diseñar el nuevo modelo de atención y seguridad. Ellos deben ser la principal fuente de información y trabajo conjunto en esta etapa de diseño y preparación. Ahora, los trabajadores de la primera línea de la salud son parte integral de la respuesta global al COVID-19. En hospitales, clínicas y hogares de todo el mundo, los trabajadores de la salud están asumiendo un riesgo personal significativo para garantizar que todos nosotros podamos recibir la atención que necesitamos. La crisis actual está demostrando el papel esencial, incansable, innovador y demasiado a menudo infravalorado de los trabajadores de la salud, en la garantía de sistemas de salud fuertes y resilientes para todos, en todas partes.
Ya en enero de 2020, Johnson & Johnson anunció apoyo a los trabajadores de salud de primera línea a través del Johnson & Johnson Center for Health Worker Innovation, comprometiendo US$250 millones en todo el mundo durante 10 años. Ahora más que nunca, estamos aplicando todas nuestras capacidades a las necesidades de enfermeras, médicos, parteras y trabajadores de salud comunitarios. Esta lucha no es nueva para nosotros ni terminará en semanas; nuestro apoyo hasta la fecha y el apoyo que seguirá, responderán a las necesidades urgentes y a corto plazo, al tiempo que construirán una fuerza de trabajo sanitaria próspera a largo plazo.
- ¿Cómo se pueden hacer procedimientos de forma segura?
Tenemos una recopilación de las mejores prácticas en nuestra plataforma Retomando Cirugía. Ahí podemos encontrar que la experiencia internacional y la recomendación de expertos listan que:
Lo primero es estar alineados con las directrices y planificación de los gobiernos. Algo que sin duda, se comenzará a implementar en la medida que la cantidad de casos COVID-19 haya bajado considerablemente
Elaborar protocolos, procesos y estructura física para asegurar siempre las pautas de distanciamiento personal y seguridad
Que haya una separación estructural y del personal que atienden COVID y no COVID
Asegurar un suministro permanente de Elementos de Protección Personal (EPP)
Tener la capacidad de realizar pruebas al nuevo sistema
Desarrollar un plan de comunicación a los pacientes
Tuve la oportunidad de conocer el caso de la Clinic de Barcelona y todos los detalles que se incorporaron a los procesos y protocolos, demuestran que la colaboración de los distintos actores es clave en todo el rediseño.
- ¿Con qué tipo de procedimientos se debería comenzar en una etapa inicial?
En la plataforma podemos ver cuáles son las recomendaciones para priorizar procedimientos, nuevamente según la realidad de cada población o institución. Por esto es muy importante, que se haga una evaluación en cada institución y a la vez de manera integrada en un sistema o gran población. Las sinergias que se pueden encontrar son incalculables, y al trabajar integrados podemos recuperar lo perdido mucho más rápido de lo que pensamos.
Basado en estudios y encuestas de The Advisory Board a varios centros de salud, las líneas de servicios prioritarias para el reinicio de los servicios son las Cirugías Generales (según urgencia clínica), Procedimientos Vasculares y Cardiológicos. Luego procedimientos gástricos, neurológicos, Ortopedia y trauma y otros.
- ¿Cuáles son las tendencias que se vienen en gestión hospitalaria?
Una tendencia en gestión hospitalaria que estamos observando hace un buen tiempo es lo que se ha denominado Value Based Care o Atención Basada en Valor. Un sistema de salud basado en el valor tiene como objetivo lograr mejores resultados clínicos y hacer más eficiente el trabajo de las instituciones del área, ya sean hospitales públicos, clínicas privadas, centros médicos, etc. Por lo tanto, el principal beneficio es administrar los recursos de manera más eficiente, lo que reduce significativamente los costos y gastos que luego pueden reasignarse a otras necesidades, logrando así la sostenibilidad a largo plazo del sistema de atención de salud.
Al mismo tiempo, al poner al paciente en el centro de la atención, podemos avanzar en estrategias de prevención que aumentan la calidad de vida de las personas y retrasan la aparición de una enfermedad. Sin embargo, la edad eventualmente afecta tanto al paciente como al sistema de salud, lo que hace que el manejo de enfermedades crónicas a largo plazo sea una prioridad, algo que este sistema puede prever y manejar dependiendo de la magnitud de las necesidades de los pacientes, ya sea de alto o bajo riesgo.