A 70 años de la llegada del ejército soviético al campo de concentración de Auschwitz, los principales sitios que marcaron el segundo conflicto mundial atraen cada vez a más turistas interesados en la historia.
El 27 de enero de 1945 es un día que se recuerda con alegría, pero también con tristeza. Alegría, porque fue el día en que el ejército soviético liberó a los 7.000 prisioneros que aún quedaban en el campo de concentración Auschwitz. Tristeza por la masacre que ya había sucedido hasta esa fecha.
A 70 años de esta fecha, muchos de los que pudieron sobrevivir al exterminio volvieron al lugar con el fin de no permitir que la memoria de los acontecimientos muera. Ellos son quienes se ocupan de que los horrores de Auschwitz y la Segunda Guerra Mundial se transmitan a las nuevas generaciones para que aprendan y que el recuerdo no permita que esto vuelva a suceder.
Hoy en día, las clases de historia que todas las generaciones posteriores a la guerra recibieron, los cuentos de los abuelos y los numerosos documentales y películas que tratan sobre este momento histórico han ocasionado que, año a año, el turismo hacia los sitios clave del conflicto bélico sea cada vez mayor.
El más terrible
Si Auschwitz-Birkenau no es el lugar donde se llevó a cabo la mayor cantidad de horrores, no se encuentra lejos de los primeros lugares. Desde 1947, dos años después de la liberación del campo, un museo se erige en el mismo lugar en que funcionaban las cámaras de gas, los hornos crematorios y los experimentos médicos. Desde 1979, dicho lugar es considerado patrimonio de la humanidad por Unesco.
Cada vez más gente se acerca al sitio, ubicado en Oświęcim, una localidad polaca a 60 kilómetros de Cracovia, con curiosidad histórica. Según datos publicados por la cadena BBC, en 2001, el campo recibió 492.000 visitantes. En 2014, esa cifra ascendió a 1.543.000 personas.
El lugar ofrece visitas guiadas en las que se recorren las distintas partes del memorial. Eso sí: estos recorridos no son aptas para aquellos que se impresionen fácilmente. Parte de la visita incluye la exposición de las toneladas de pelo de los prisioneros o las montañas de pertenencias que les fueron quitadas al llegar al campo de concentración.
No tan pequeño
Para quienes se atreven a ir un poco más lejos, la prefectura de Hiroshima en Japón es un memorial en sí mismo. Recorrer la primera ciudad que quedó reducida a escombros por la bomba atómica, llamada Little Boy (pequeño niño), es un paseo infaltable para los turistas que quieren conocer en primera persona los lugares claves de la Segunda Guerra Mundial.
En este sentido, uno de los lugares que se debe visitar es el Domo de Hiroshima, el único edificio que quedó en pie después del bombardeo. El mismo se encuentra en un predio cercado, pero a la vista de cualquier transeúnte. El Domo es considerado Patrimonio de la Humanidad por Unesco desde 1996.
Por otra parte, en el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, se pueden ver dos maquetas que muestran el antes y el después del bombardeo de la ciudad. También se exhiben algunas pertenencias de quienes vivieron ese día, que muestran los efectos de la radiación.
Para completar la visita, una sala en penumbras representa un escenario similar al que se vivió el día del histórico bombardeo ordenado por el entonces presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman.
Ciudad dividida
Varsovia, hoy la capital de Polonia, era antes de la Segunda Guerra Mundial el lugar donde se encontraba la mayor concentración de judíos de toda Europa, con un total aproximado de 350 mil personas que profesaban esa religión. Por eso fueron tan terribles las consecuencias del conflicto bélico en ese lugar. Diversos bombardeos aéreos hicieron que la ciudad quedara como el escenario post apocalíptico de una película.
En esta ciudad se pueden encontrar aún algunos restos del muro que rodeaba el Gueto de Varsovia, al que fue expulsada toda la población semita de la ciudad. Este fue el gueto más grande de Europa, no solo por su tamaño, sino por la cantidad de gente que albergó, que ocasionó niveles de pobreza y hacinamiento inimaginables.
También pueden encontrarse diversos memoriales a lo largo de la ciudad, como el del Levantamiento del Gueto (que recuerda el alzamiento de los judíos contra los oficiales alemanes), el de la Segunda Guerra Mundial, el Umschlagplatz (en el lugar donde los judíos eran agrupados para su deportación) y, el más conocido, el Memorial del Gueto de Varsovia, de Nathan Rapoport.
El Día “D”
Otro acontecimiento que marcó un quiebre en la Segunda Guerra Mundial fue el desembarco de las tropas aliadas en las playas de Normandía, al noroeste de Francia, ocupadas en ese momento por soldados nazis. El objetivo de las tropas era avanzar hacia la Alemania del Tercer Reich. Las playas en las que se realizó el desembarco fueron cinco: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword.
Hoy, a lo largo de todas ellas se pueden encontrar diversos museos y sitios en los que se puede conocer un poco más de la historia del “Día D”. Sin embargo, algunas de las playas contienen elementos utilizados durante la guerra que vale la pena ir a conocer.
La playa de Omaha es la más famosa de las cinco debido al carácter sangriento que adoptó la batalla librada en ella. Allí se puede visitar un monumento, ubicado sobre la arena, llamado Cementerio Americano de Normandía. Por otro lado, en la playa de Juno aún están los búnkers alemanes, a los cuales se puede ingresar.
Por último, en la playa Gold, más precisamente en el puerto de Mulberry, aún pueden verse unas estructuras de hormigón utilizadas para facilitar el desembarco.
Cifras
70 millones de personas se estima que murieron durante la Segunda Guerra Mundial.
150 mil soldados de las tropas aliadas desembarcaron en Normandía en el llamado “Día D”, en referencia al 6 de junio de 1944.
70 mil tanques de guerra se fabricaron solamente en Estados Unidos durante esta guerra.
A las 8:16 de la mañana explotó la bomba de Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Muchos relojes nipones quedaron parados en esa hora exacta.