El proyecto Human Cell Atlas, que comenzó en octubre de 2016, acaba de recibir la financiación necesaria para desarrollar una plataforma de datos abiertos en la que se organizarán los hallazgos.
Cuando creó Facebook, hace 13 años, Mark Zuckerberg era un joven estudiante de la Universidad de Harvard, con pocas aspiraciones filantrópicas. Pero ahora, después de que su compañía se haya convertido en una de las más exitosas de la tierra, la Fundación que creó junto a su esposa, Priscilla Chan, se ha convertido en uno de los más importantes financiadores de una iniciativa científica global, llamada el Atlas de Células Humanas.
Esta es una de las iniciativas más ambiciosas que se desarrollan en la actualidad en el ámbito de la biología humana. De acuerdo con el sitio oficial del proyecto, su misión es, nada más y nada menos, “crear mapas de referencia que comprendan a todas las células humanas —las unidades fundamentales de la vida— como la base para entender la salud humana y su diagnostico, monitoreo y tratamiento de enfermedades”.
Básicamente, es un esfuerzo por comprender para qué sirve cada una de las entre 5.000 millones y 200 billones de células que tiene un cuerpo humano, dependiendo de su tamaño, sexo y edad, según revelaron investigadores italianos en diciembre de 2015. Para calcular este número, tuvieron que pasar 150 años desde el descubrimiento de la célula como la unidad básica de vida.
“Un Atlas completo de las células humanas nos dará una tarjeta única de identificación de cada tipo de células, un mapa tridimensional de cómo los distintos tipos de células trabajan armónicamente para crear tejidos, un conocimiento de cómo se conectan todos los sistemas del cuerpo y la forma como los cambios en ese mapa muestran la salud y la enfermedad”, explica el sitio web oficial del Human Cell Atlas.
Además, permitiría identificar qué genes están asociados con enfermedades son activas en nuestro cuerpo y en dónde están, y analizar “los mecanismos regulatorios que gobiernan la producción de distintos tipos de células”, explican los autores del proyecto. Sin este tipo de mapas, es muy difícil describir todas sus funciones y entender las redes biológicas que dirigen su actividad.
En octubre de 2016, el proyecto tuvo su reunión inicial. Durante el 13 y 14 de ese mes, biólogos, médicos, ingenieros de sistemas, matemáticos, científicos y expertos en computación de todo el mundo se reunieron en Londres para discutir cómo iban a construir el atlas. La decisión fue mediante una serie de mapas que describirían las bases de la salud y la enfermedad.
Su información integraría investigaciones existentes y futuras, y su existencia ha sido posible gracias a los avances tecnológicos para decodificar el genoma humano, ese libro donde está escrita toda la de nuestra especie. Además, gracias al estudio de las proteínas de cada celula, es más identificar las funciones individuales de cada una.
Finalmente, en junio de este año, la Iniciativa Chan Zuckerberg anunció que proveería el soporte financiero y técnico para construir una plataforma de datos abiertos que ermita organizar los resultados, para que puedan ser compartidos por los investigadores que están dentro y fuera del proyecto.