Solo dos de cada 10 mujeres en edad fértil en Bolivia se someten a la prueba para detectar el virus del papiloma humano.
En Bolivia cada día mueren en promedio cinco mujeres por cáncer cérvico-uterino; es decir, casi 2.000 cada año. Lo verdaderamente dramático de este dato está en que el virus que provoca esta enfermedad puede ser prevenido, y si se detecta a tiempo, se puede evitar que derive en cáncer. El problema es que menos de dos de cada 10 mujeres en edad fértil se someten a la prueba que permite detectar el mal.
La dramática cifra pertenece al Ministerio de Salud y fue recientemente expuesta por el Jefe de la Unidad de Colposcopia del Hospital de la Mujer de La Paz, en un congreso de ginecólogos en México. Dato que debería ser leído como una llamada de atención tanto para las instancias públicas dedicadas al bienestar y la salud de la población boliviana como por la propia sociedad, ya que entre éstas se encuentran las causas que impiden a las mujeres hacerse esta prueba que, literalmente, podría salvarles la vida.
Se trata del examen de papanicolau, también conocido como PAP. El cual, desafortunadamente, se realiza a partir de una muestra de tejido uterino que es extraído con la inserción de un objeto en la vagina. Una intervención que, sin ser peligrosa ni requerir mayores cuidados que la correcta higiene del ambiente donde se realiza y de los instrumentos que se emplean, significa una invasión al cuerpo femenino.
Años atrás, se promulgó un decreto supremo que establece la obligatoriedad para todas las mujeres en edad fértil de hacerse el examen de papanicolau una vez al año, el cual se ofrece de manera gratuita en los centros de salud públicos. Por otra parte, también estipula la obligación de los empleadores de concederles a las mujeres medio día de asueto para que se realicen esta prueba. Sin embargo, por el motivo antes señalado (entre otros factores), este decreto no ha tenido el impacto que se esperaba.
Por caso, de aproximadamente 2 millones de mujeres en edad fértil que viven en Bolivia solo 380.000 se hicieron la prueba en 2018 (19%). Con todo, el especialista que difundió la información en el congreso antes mencionado explica que el porcentaje de mujeres que se hacen este examen pasó de 3,4% en 1999 a 11% en 2006, a 17% en 2016 y a 19% en 2018.
Para resolver el problema de la toma de muestra antes mencionado, se está introduciendo un nuevo examen menos invasivo para identificar la presencia del virus del papiloma humano (VPH), responsable del cáncer cérvico-uterino que implica. Aun así, los prejuicios asociados al pudor de las mujeres siguen impidiendo que más personas realicen este procedimiento preventivo.
Toca, pues, hacer más y mejores esfuerzos para ayudar a las mujeres a comprender que, a pesar de la incomodidad que representa, el examen es necesario para asegurarse de que no han contraído VPH. Mayor información para alejar miedos y prejuicios debe ser la base sobre la cual construir una nueva actitud al respecto. Todos y todas debemos involucrarnos.