Aumentar la densidad ósea o disminuir la anemia son algunos de los beneficios del tratamiento, según una serie de estudios. Además de estas ventajas, uno de los trabajos sugiere también posibles complicaciones relacionadas con el corazón.
SINC. Con el paso del tiempo, los niveles de testosterona en los hombres suelen ser más bajos, provocando trastornos sexuales, disminución de la masa muscular, pérdida del cabello o reducción de la densidad ósea.
Esta semana, el Journal of the American Medical Association (JAMA) publica una serie de estudios sobre el efecto que tiene el tratamiento con testosterona en hombres con niveles bajos de esta hormona, todos mayores de 65 años.
Las pruebas han sido realizadas por varios centros que forman parte del mismo grupo de investigación, el Testosterone Trials (TTrials), financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
La investigación contaba con hombres repartidos por todo el país –en muestras desde los 138 hasta los 788 sujetos–, con 65 o más años de edad y niveles bajos de testosterona, aunque dentro de lo esperado en pacientes de esa edad. A todos ellos se les sometió a tratamiento durante un año, bien con gel de testosterona o con gel placebo.
Los cuatro estudios de TTrials publicados por JAMA analizan los efectos de esta terapia en la densidad y fuerza ósea, salud cardiovascular, anemia y función cognitiva en los sujetos de la investigación.
El mismo grupo ya publicó el año pasado los resultados de otro trabajo que mostraba las ventajas que este tratamiento podía tener en la función sexual de los pacientes con baja testosterona.
Menos anemia
Los resultados muestran ciertos beneficios para aquellos sujetos que usaron el gel de testosterona y no se encontraban en el grupo del placebo.
Por ejemplo, tras un año de tratamiento con testosterona se corrigió la anemia de aquellos pacientes con esta enfermedad que formaban parte del estudio. Sus niveles de hemoglobina también aumentaron respecto a aquellos que usaban el gel placebo.
Otro de los trabajos ha detectado un incremento en la densidad mineral ósea volumétrica y en la fuerza de los huesos en los sujetos del grupo con el tratamiento. “Necesitaremos un estudio mayor y durante más tiempo para comprobar si el tratamiento con testosterona puede reducir el riesgo de sufrir fracturas”, explica Christina Wang, investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles (LA Biomed) y coautora de los cuatro estudios.
Por otro lado, no se ha detectado ninguna mejoría significativa en la memoria verbal o visual, habilidad espacial y otras capacidades cognitivas de los sujetos del estudio en ninguno de los dos grupos.
Riesgos para el corazón
A pesar de los beneficios detectados, la prueba encargada de medir los riesgos cardiovasculares muestra un aumento importante en el volumen de placa no calcificada en las arterias coronarias de los pacientes que no se encontraban en el grupo del placebo.
Estos datos sugieren que el tratamiento con testosterona podría aumentar los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular, aunque desde TTrials prefieren ser cautos.
“Queremos dejar muy claro que este estudio es exploratorio y se necesita otro a gran escala, bien controlado y a largo plazo para confirmar si aumentan los riesgos de sufrir daños en el corazón o incluso la muerte”, advierte otro de los autores, Ronald S. Swerdloff, de LA Biomed.
Sin embargo, JAMA Internal Medicine publica también un trabajo de la empresa sanitaria Kaiser Permanente que recoge que la terapia de reemplazo de testosterona puede reducir el riesgo cardiovascular.
Esta investigación no forma parte del TTrials y se ha centrado en pacientes con deficiencia androgénica, un descenso de la testosterona por debajo de los niveles normales que provoca el envejecimiento.
Según el estudio, los hombres que se sometieron a una terapia con testosterona para tratar los síntomas de la deficiencia androgénica tenían un riesgo menor, un 33% menos, de sufrir problemas cardiovasculares respecto a los que no recibieron esta terapia hormonal.
“Esperamos que estos resultado reduzcan la preocupación de los pacientes con esta enfermedad para que los médicos puedan ayudarles a usar la terapia de reemplazo de testosterona”, indica T. Craig Cheetham, de Kaiser Permanente y autor principal del estudio.