Investigadores de Estados Unidos analizaron el historial clínico de 40 asesinos y violadores.
Charles J. Withman marcó la historia de los Estados Unidos el 1 de agosto de 1966. Ese día, este exmarino asesinó a su madre, a su esposa y a otras 13 personas más, tras disparar desde la torre del reloj de la Universidad de Texas, en Austin. El hombre fue abatido y un mes después, al hacerle la autopsia, el patólogo descubrió que en su cerebro había un tumor. Una lesión que podría explicar sus pensamientos destructivos, consignados en cartas, y su conducta.
Existen más casos como el de Withman. Personas que llevaban una vida normal hasta que un día sufren una lesión cerebral, desde ahí sus comportamientos cambian y llegan a cometer crímenes. La mayoría de ellos se explican con un trastorno mental, aunque, hay otros en los que se puede establecer una conexión entre, primero, un daño en el cerebro y luego, un crimen.
Para desentrañar el misterio, un grupo de investigadores recopiló 40 de esos casos. Analizaron en cada uno los historiales clínicos de los autores y el escaneo de sus cerebros lesionados. Archivos que fueron obtenidos en los anaqueles de las cárceles y de los centros psiquiátricos. Lo extraño es que todos compartían una vida limpia de delitos hasta que se produjo la lesión, originada por un tumor o una operación.
Después de revisarlos, los investigadores notaron que los golpes cerebrales no coincidían. Que, en ninguno de los casos, la lesión tenía una localización exacta. Así que “nuestra hipótesis es que las lesiones se produjeron en distintas partes de una misma red cerebral conectada", explicó Ryan Darby, principal autor del estudio y profesor de neurología de la Universidad Vanderbilt (EE. UU.) en el diario El País de España.
Un escáner cerebral ayudó a los expertos a determinar la ubicación de esa red, que es la encargada de tomar decisiones morales. Esto explicaría el comportamiento excéntrico de las personas, explicaron los expertos en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences donde fue publicada la investigación.
El resultado sembró algunas dudas en otros expertos, como en el caso de Mario Méndez, un profesor de neurología de la Universidad de California que lleva años estudiando la relación entre lesiones y crímenes, y que considera que es una generalidad decir que el cerebro determina todo el comportamiento.
"La toma de decisiones morales incluye muchas cosas y también puede ser afectada por cambios en diferentes áreas del cerebro. Esto implica muchos procesos, como reconocer que algo está bien o mal, temer la implicación del castigo, recordar las reglas sociales de comportamiento, reconocer que otras personas tienen pensamientos y sentimientos, control emocional entre otros", sostuvo Méndez para el mismo diario.