Desarrollo de la inteligencia tiene su precio: seres humanos tienen menos fuerza física respecto a otros primates, según investigadores de la Universidad de Massey, Nueva Zelanda.
Que el cerebro funcione requiere de mucha energía y los seres humanos pagan un alto precio por ser inteligentes, ya que ésto los hizo más débiles físicamente respecto a otros primates, afirma un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Massey, Nueva Zelanda.
Tras experimentar con ejercicios intensos de fuerza con monos, chimpancés y humanos, con el propósito de comprobar si el ser humano es la especie más débil tomando en cuenta el tamaño del cuerpo, los participantes humanos demostraron ser sólo la mitad de fuertes que los otros primates.
En un estudio publicado en la revista Plos Biology, investigadores expresan que aún no queda claro por qué las diferencias en metabolitos (cualquier molécula utilizada durante el metabolismo), entre los seres humanos y otros primates llevan a una fuerza muscular más débil, pero el argumento de que el responsable puede ser el alto consumo de energía de nuestro cerebro puede ser la causa.
El cerebro humano consume el 20% de la energía cuando el cuerpo descansa, lo que supone más del doble de lo que consumen cerebros de chimpancés y otros primates, por ejemplo. En cuanto a volumen, el promedio humano es de 1.400 centímetros cúbicos, es decir, tres veces más grande que las citadas especies.
Para averiguar el impacto de este volumen en el cuerpo del ser humano, los investigadores revisaron perfiles de consumo energético de cinco tejidos diferentes, tres de ellos localizados en el cerebro, de humanos, chimpancés, monos rhesus y ratones, cuyos tejidos fueron extraídos poco después de morir.
Utilizaron el metaboloma como medida en las estructuras, detectando alrededor de 10.000 diferentes metabolitos en cada tipo de tejido. La comparativa de los datos dio como resultado que los perfiles de los ratones, monos y chimpancés eran similares, es decir, que la evolución no llegó a alterar significativamente ninguno de sus tejidos.
Sin embargo, en el caso del ser humano, el perfil de los tejidos relativos al cerebro se alteró drásticamente en comparación con los demás. Concretamente, los investigadores calcularon que los metabolitos humanos habían evolucionado cuatro veces más rápido que los del chimpancé.
"La evolución del ser humano de cerebros más grandes y músculos más débiles no es una coincidencia sino una reasignación de los recursos energéticos entre los tejidos", explica Philipp Khaitovich, del laboratorio CAS Key de biología computacional de Shanghai, líder del estudio.