La terapia cognitivo-conductual (TCC), utilizada para tratar la depresión, ansiedad y estrés emocional, ahora puede ser realizada a través de Internet y con buenos resultados, de acuerdo a lo publicado en el Canadian Medical Association Journal.
La cantidad de usuarios de Internet en el mundo sube cada año. Solo en América Latina se pasó del 20% en 2006 a más del 50% en 2014. Que la psiquiatría comience a incorporar esta tecnología, tiene sentido. A través de una revisión a estudios recientes, el siquiatra David Gratzer junto a Faiza Khalid-Khan, trabajadora social y directora de Salud Mental del Hospital Scarborough de Toronto, Ontario, sobre métodos en línea y aplicaciones dedicadas a tratar enfermedades psicológicas. Encontraron evidencia de que los pacientes que habían probado la TCC a través de Internet, habían tenido mejores resultados que aquellos obtenidos con placebo y habían igualado o superado a quienes seguían la terapia tradicional. Estas personas tenían enfermedad psicológicas como depresión y también físicas como el cáncer.
Para el doctor Gratzer, esta terapia representa una opción real, económica y empoderante de enfrentar las enfermedades mentales como la depresión leve y moderada. Pero debe ser seguida por un profesional y no es efectiva con los casos de enfermedades más graves o avanzadas.
Uno de los beneficios claros del tratamiento es que cada usuario puede entrar a una sesión en cualquier lugar y momento. Esto es una ayuda para quienes son muy tímidos. Para las instituciones, esto se traduce en un tratamiento más efectivo a una mayor cantidad de pacientes, en menos tiempo y consumiendo menos recursos.
Los autores advierten que también hay puntos en contra para el TCC online. La falta de contacto humano real, puede llevar a que la terapia no se ajuste perfectamente a la evolución de cada paciente. Para personas que no cuentan con un acceso propio a Internet, no es tan sencillo y puede generar menos apego a continuar la terapia.
Aunque consideran que los resultados de este método son positivos, los autores creen que es necesario aún encontrar la mejor manera de integrarlo al tratamiento clínico de los pacientes y determinar el grupo de personas idóneo que puede utilizar este tipo de tratamiento con buenos resultados.