Caracas participa como promotora de los "espacios de paz", una iniciativa orientada a reducir los índices de criminalidad, mediante el diseño de espacios arquitectónicos alusivos al valor de la vida.
La paz como fin último de la creación artística y cultural, es el lema que acompaña a Venezuela en la duodécima Bienal de La Habana que inicia este viernes en Cuba, un espacio que cuenta con más de 31 años de ediciones colocando al arte "como patrimonio del ser humano".
En esta oportunidad, Caracas participa en este encuentro internacional como promotora de los "espacios de paz", una iniciativa orientada a reducir los índices de criminalidad, mediante la participación de las comunidades en el diseño de espacios arquitectónicos alusivos al valor de la vida.
Además, la nación latina se honra en presentar el cinetismo de Juvenal Ravelo, Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 2008 y el artista que ha logrado suprimir el carácter elitista de las obras cinéticas, al estamparlas en las paredes de la ciudad y volverlas visibles ante los ojos de toda la población.
Aunque son dos propuestas artísticas distintas, no difieren entre sí, ambas plantean compartir el hecho creativo y estético con quienes han sido históricamente despojados de esta virtud: el pueblo.
En conversación con Xinhua, Adolfo Otero, arquitecto integrante del colectivo "Pico Estudio" que adelanta la propuesta de los "espacios de paz", junto a Juvenal Ravelo, detallaron que la participación de Venezuela en la Bienal cubana no se reduce a una simple exposición, se trata en cambio de intervenir directamente en la comunidad Casablanca de La Habana.
Específicamente, la delegación venezolana promoverá la edificación de una obra de arquitectura en esta zona residencial de la capital caribeña, que será acompañada por el diseño de un mural cinético que involucrará a todos sus residentes.
"Lo que vamos a hacer es una muestra del proyecto espacios de paz, una construcción de un espacio público en un mes a través de la metodología del diseño participativo con la gente de la comunidad de Casablanca", explicó Otero.
Por su parte, el artista Juvenal Ravelo indicó a Xinhua que "dentro de mi propuesta está el arte con participación de calle, vamos a trabajar en un muro grande que va a involucrar a la comunidad Casablanca" .
El hecho que motivó a la selección de estas dos importantes expresiones del oficio humano ante la Bienal, es su cercanía con la realidad venezolana signada aún por vestigios de violencia social además de las soluciones pragmáticas que desde el arte se confieran a los problemas de la sociedad.
La idea es lograr que el arte, lejos de aislarse de la cotidianidad de la población, aterrice sobre sus problemas más notorios y contribuya a erradicarlos de manera pacífica e integral.
"Lo importante no es lo que se erija en esa obra física, sino el impacto mental que pueda tener esa obra en una comunidad entera", comentó a Xinhua, la documentalista de la experiencia, Apolonia Guilarte.
De allí que los "espacios de paz", a los cuales se han abocado además innumerables colectivos de arquitectos internacionales, constituye una evidencia de cómo la participación popular en la transformación urbana de un espacio, tributa a la reducción de los hechos de violencia.
"Nos interesa trabajar en contextos urbanos con zonas de alta conflictividad, que tengan muchos índices de violencia, de microtráfico de drogas, porque nos interesa llegar al punto neurálgico donde la gente más necesita de nuestra propuesta", indicó Otero.
Por su parte, Guilarte sugirió que la paz no es un objetivo a corto plazo sino un logro que se adquiere con progresividad y mucho empeño.
El colectivo "Pico Estudio" trabaja desde 2014 junto con la Comisión Presidencial Movimiento por la Paz y la Vida, que persigue minimizar los efectos de "la cultura de la violencia y la muerte" desarrollando una metodología de construcción rápida que levanta obras en sólo 6 semanas.
A este plan de los "espacios de paz", se adhieren las organizaciones de España: "Todo por la Praxis" y "Pacman"; de Colombia: "Arquitectura expandida"; de México: "Hábitat sin Fronteras"; de Ecuador: "Al Borde"; por Argentina: "Capa"; por Costa Rica: "Entre Nos Atelier", y por Chile: el "colectivo Talca".
Figuran igualmente otros colectivos venezolanos como "Abono", "Independiente", "Oficina Lúdica", "Plataforma Gestión Residuos de Ciudad" y "Estudio Arquiurbano", así como "Comando Creativo", la "Gran Misión Saber y Trabajo", "Construpatria", entre otros.
Desde agosto del pasado año, todas estas voluntades trabajan en Venezuela para erigir decenas de obras públicas con experiencias motrices en los estados norteños de Distrito Capital, Miranda, Vargas y Carabobo, así como en el occidente venezolano con las entidades de Zulia y Mérida.
En el centro-occidente destacan los estados Cojedes y Lara, mientras que en el oriente criollo las primeras construcciones se adelantan en el estado Sucre. Figuran entre los espacios más emblemáticos el diseño de salas de reuniones, viviendas autoconstruidas, rehabilitación de canchas deportivas, salas informáticas y parques comunitarios con el uso de contenedores de transporte de mercancía.
"Son proyectos muy pequeños pero con una cualidad importante, la idea es hacer ver que sí se pueden hacer proyectos muy rápidos que organicen a las comunidades y potencien los saberes de sus residentes", concluyó Adolfo Otero.
Pero además de la renovación arquitectónica, la estética como hecho visual también transforma en función de la paz, es por ello que la propuesta de fragmentación de la luz y el color de Ravelo terminará de armonizar la representación venezolana en La Habana.
El exponente del arte cinético, también se encuentra siendo elogiado en Miami, específicamente en la Galería Durban Segnini, con la exposición de 28 de sus piezas que definen su obra iniciada en 1964 desde París, Francia. Juvenal Ravelo está casado con la idea de "bajar del pedestal" al artista y al arte y "hacer que el pueblo forma parte de este universo creativo".
"Me siento con cierta emoción porque voy a hacer en La Habana justamente lo que siempre he procurado compartir", apuntó en relación a su presencia en la cita cultural cubana.
En la duodécima Bienal de La Habana, Venezuela viene a propagar el saber popular y las formas en cómo la población resuelve sus problemas con una herramienta inherente a la humanidad: el trabajo para la paz y la libertad espiritual.
Y es precisamente este objetivo, el referido en 1979 por el filósofo venezolano, Ludovico Silva, quien apuntaba como "tarea hercúlea y necesaria, crear condiciones sociales que produzcan un grandioso crecimiento de la actividad artística del hombre".