Ingenieros del MIT insertaron nanopartículas en las hojas logrando la irradiación de luz tenue.
Las hojas de las plantas tienen tres funciones básicas: respiración, transpiración y la función clorofílica. ¿Pero qué tal si, además de eso, irradiaran luz?
Al parecer, esa misma pregunta se la hicieron los ingenieros del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), quienes se dedican a la nanobiónica de plantas, un área de la ciencia que busca dotar a estos seres con características novedosas insertándoles distintos tipos de nanopartículas.
La iluminación consume 20 % de la energía mundial. “Las plantas se pueden auto reparar, tienen su propia energía y están adaptadas al ambiente en exteriores”, explicó, para MIT News, Michael Strano, profesor de Ingeniería Química en el MIT y autor senior del estudio. “Es un problema perfecto para la nanobiónica de plantas”. Lea también: Colombia apuesta con decisión por la generación de energías renovables.
Entonces, para atender esa inquietud, los científicos liderados por el posdoctor Seon-Yeong Kwak, insertaron nanopartículas en las hojas de una planta de agua, induciéndola a irradiar luz tenue, como si de una lámpara de escritorio se tratara, o al menos eso pretenden.
“La visión es hacer una planta que funcione como lámpara de escritorio, una que no se tiene que conectar. La luz es provista por el metabolismo de energía de la misma planta”, precisó Strano. Puede leer: Planta medicinal maya podría tratar leishmaniasis cutánea.
Para la creación de estas plantas resplandecientes, el grupo del MIT se apoyó en la luciferasa, una enzima que actúa sobre una molécula llamada luciferina, que provoca que las luciérnagas emitan luz.
Y otra molécula, la coenzima A, que ayuda al proceso removiendo un subproducto de la reacción que puede inhibir la actividad de la luciferasa. Lea también: ¿Cuáles son las plantas más invasoras en Colombia?
Los investigadores introdujeron los tres componentes en diferentes tipos de nanopartículas portadoras, las cuales les permiten establecerse en el sitio correcto de la planta y evitan que estos se tornen tóxicos para la misma.
Luego, mediante un procedimiento a presión insertaron las partículas en las hojas, logrando que estas alumbraran. Al comienzo, solo duraron 45 minutos irradiando luz y luego mejoraron hasta 3,5 horas.
Sin embargo, el logro está a medias, pues la luz generada por la planta es una milésima de la cantidad requerida para leer. No obstante, los científicos creen que pueden aumentar su intensidad así como la duración de la luz optimizando la concentración y ritmo de liberación de los componentes.
Para ellos, esta tecnología podría servir para proveer iluminación suave en interiores o, incluso, para que los árboles sirvan como lámparas en las calles.
Imagen: Seon-Yeong Kwak/ MIT News