Para comprobar la capacidad funcional del mini cerebro, los científicos colocaron junto a él un pedazo de médula espinal de un embrión de ratón con el músculo adyacente de la espalda.
La ciencia nunca deja de sorprendernos. Son muchas las investigaciones médicas que se están llevando a cabo en busca de nuevos métodos para curar o tratar enfermedades. Sin duda, las relacionadas con el cerebro y el sistema nervioso constituyen uno de los campos más apasionantes.
Comprender el funcionamiento del cerebro humano es clave para luchar contra el desarrollo de muchas enfermedades. Para avanzar en este apartado, un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge ha desarrollado un mini cerebro capaz de generar movimiento muscular. Se trata de un organoide del tamaño de una lenteja, obtenido a partir de células madre humanas. Los resultados se han publicado en la revista Nature Neuroscience.
Los organoides cerebrales se utilizan en el mundo científico para estudiar el crecimiento del cerebro, ya que, al estar constituidos por tejido neuronal generado a partir de células madre, forman estructuras similares a las de los cerebros embrionarios humanos. Para poder observar su desarrollo lo que se hace es sumergirlos en un líquido con alto contenido en nutrientes. El inconveniente que tienen es que, al carecer de vasos sanguíneos, no pueden acceder al oxígeno y los nutrientes necesarios para sobrevivir mucho tiempo.
El equipo de investigación de Cambridge ha dado con un método para solventar esta barrera. Consiste en crear una estructura de membrana porosa para que el organoide crezca en un entorno aire-líquido que permite un mejor acceso a los nutrientes y al oxígeno. Esto facilita un periodo de vida más largo de la estructura, lo que se traduce en estados de desarrollo neuronal más avanzados. Gracias a ello, los científicos han podido observar en el mini cerebro una conectividad neuronal similar a la existente en un embrión humano de entre 12 y 16 semanas.
Para comprobar la capacidad funcional del mini cerebro, los científicos colocaron junto a él un pedazo de médula espinal de un embrión de ratón con el músculo adyacente de la espalda. El resultado no decepcionó. Los axones de algunas neuronas específicas crecieron de forma espontánea para conectarse con la médula espinal, llegando a contraer el músculo con las señales eléctricas emitidas.
Un hallazgo esperanzador
El cerebro humano todavía está por descubrir. Son muchas las aproximaciones de la comunidad científica al estudio de la conectividad neuronal, pero esta es la primera vez que se consiguen generar tractos nerviosos funcionales con este tipo de organoides.
El hallazgo puede ser muy útil para afrontar patologías relacionadas con el sistema nervioso. Así lo explica a The Guardian Madeline Lancaster, que ha dirigido el estudio en el Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad de Cambridge: “Obviamente, no solo estamos tratando de crear algo para divertirnos. Queremos usar esto para modelar enfermedades y entender cómo se forman estas redes neuronales”.
El análisis del nacimiento y el desarrollo de las redes de conectividad neuronal puede ayudar a comprender el funcionamiento de patologías como la epilepsia, la esquizofrenia, el autismo, la depresión o los distintos tipos de demencias. Una vez más, la ciencia nos muestra el camino para mejorar las condiciones de vida de las personas.