En abril próximo comenzará un curso para formar a médicos y estudiantes.
El Observador. Desde hace menos de un año, el 4 de febrero de 2015, en Uruguay están permitidos la plantación, el cultivo, la cosecha y la comercialización de cannabis para ser destinado, de forma exclusiva, a la investigación científica y la elaboración de especialidades farmacéuticas para uso medicinal, según expresa el decreto que lo regula.
Pero hasta el momento no existe formación suficiente en el tema del cannabis, por lo que los médicos no están todavía capacitados para recetar el uso medicinal –son los únicos aprobados por el decreto en vigencia para poder hacerlo–, y tampoco se ha comenzado a producir en el país.
Por esa razón, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) organizó un curso de cinco módulos –que será el primero de América Latina en la materia y comenzará el 23 de abril– que busca formar a médicos, practicantes internos avanzados y enfermeras universitarias para saber qué dosis recetar y a quiénes es preferible hacerlo.
"No hay una formación curricular porque era ilegal. Era prohibido todo lo que tenía que ver con cannabis medicinal", dijo a El Observador Julia Galzerano, una de las coordinadoras.
Para la referente del tema de adicciones del SMU, que no haya formación ni se haya comenzado a generar productos es un problema porque hay gente que sabe que tiene beneficios y ya está usando cannabis de forma medicinal sin la indicación médica ni el conocimiento que le permita calcular las dosis. "No hay todavía acceso legal a un cannabis que sea de buena calidad", manifestó. En ese sentido aseguró que esperan que se produzca en el país lo más rápido posible para que las personas puedan comenzar a ser tratadas.
El poder del cannabis
"Se ha visto cada vez más que el cannabis medicinal tiene efectos favorables en distintas enfermedades", aseguró Galzerano. Según experiencias internacionales –como las estadounidenses–, ha servido de manera eficaz como antiinflamatorio o analgésico para disminuir dolores crónicos, traumatismos agudos o en procesos oncológicos.
Como tiene una acción analgésica, sus posibilidades de actuación son generalizadas.
El poder del cannabis sobre los pacientes oncológicos radica en que sirve también para paliar los efectos secundarios como las náuseas, los vómitos y el cansancio, y varios estudios plantean que podría llegar a ser útil para frenar la evolución de los tumores. El cannabis medicinal también reduce el impacto de las enfermedades neurológicas, según explicó la experta, ya que mejora la vida del paciente en la relación con el resto de las personas. Sus efectos favorables son variados, porque también colabora en la reducción de la presión ocular.
Los especialistas enfatizan en la necesidad de diferenciar el cannabis para uso recreativo del medicinal. No son lo mismo, para empezar porque las proporciones son diferentes y lo mismo ocurre con sus objetivos.
Para la medicinal se recomienda que no se use en alimentos y que se las utilice en gotas, cremas o lociones.
Para la especialista, la producción de medicamentos con calidad certificada en Uruguay le permitirá a los médicos acceder a otra opción dentro del catálogo. "Pueden llegar a competir con los medicamentos generales, porque la medicina cannábica tiene menos efectos colaterales, pero es bueno que sea una opción", dijo Galzerano.