Por trabajar en ese centro de salud, los profesionales adquieren un rango en la carrera castrense y, por esa razón, quedan dentro de la normativa aplicada a cualquier militar.
Con una carpeta llena de papeles debajo del brazo, el exjefe del Estado Mayor de la Defensa de Uruguay, José Bonilla, recorrió en los últimos días los despachos de varios referentes de todos los partidos políticos. Su objetivo era alertar acerca de las consecuencias negativas que, a su juicio, tendría la aprobación de la reforma de la caja militar que el gobierno envió al Parlamento.
Además de los temas mencionados en estas últimas semanas por todos los militares, Bonilla advirtió sobre un asunto que no ha estado en agenda y que provocaría desequilibrios en el sistema sanitario: les dijo a los políticos que la aprobación de la iniciativa generará renuncias masivas en el Hospital Militar.
"Si se aprueba esta reforma que impulsa el Poder Ejecutivo, se va a ir todo el mundo", dijo Bonilla a El Observador. "Hasta ahora la gente está expectante, pero si esto sale el personal se va a ir para evitar que los agarre la nueva ley antes del 1o de enero de 2018", agregó. Se trata de médicos, técnicos, nurses y enfermeros, entre otros cargos.
Por trabajar en ese centro de salud, los profesionales adquieren un rango en la carrera castrense y, por esa razón, quedan dentro de la normativa aplicada a cualquier militar. El proyecto de ley establece que la causal de retiro voluntario será para los militares que tengan 60 años de edad y un mínimo de 30 años de servicio. El texto propone un régimen de transición con distintos niveles de gradualidad para contemplar "los derechos en curso de adquisición". En tanto, el nuevo régimen se aplicará de forma total para aquellos que llevan menos de 10 años en las Fuerzas Armadas.
Según Bonilla, estos nuevos planes de retiro para el personal militar afectarían la ecuación económica de los trabajadores del hospital castrense, lo que haría que ya no fuera atractivo cumplir tareas allí, dado que todos tienen otros empleos.
Como cuando se juega al truco, Bonilla dijo que la gente está "orejeando", pero, "de prosperar esta reforma, se va a ir la gente operativa y técnica del Hospital Militar".
Dijo que ha estado en conversaciones con personal del centro y aseguró que ese es el estado de ánimo predominante.
Bonilla, un general de la Fuerza Aérea que fue jefe del Estado Mayor de la Defensa y coordinador de los Servicios de Inteligencia del Estado, alertó sobre la situación. "Es un hospital no solamente para los militares. Es un manoteo que tiene el Poder Ejecutivo para hacer uso de él en tiempos de crisis. En esos momentos, el Hospital Militar siempre va a estar con todo su poderío, nunca va a estar de paro porque no pueden, por Constitución no se puede hacer paros".
El Observador intentó comunicarse con el director nacional de Sanidad de las Fuerzas Armadas, José Alcaín Bigliante. En su secretaría transmitieron que el general no iba a hacer comentarios sobre el asunto.
Hacia la desaparición
Bonilla opinó que la reforma no solo afectaría a los técnicos en el área de la salud, sino también a quienes cumplen otras funciones altamente especializadas, como los responsables de barcos y aviones.
A su juicio, lo que está en juego es nada menos que la extinción de las tropas. "Si sale esta reforma, van a quedar unas Fuerzas Armadas muy disminuidas, casi que en vías de desaparición. Si se sacan los indios, ¿qué se dejan? ¿Caciques, nada más?", se preguntó.