El reconocido empresario agropecuario argentino instó a los uruguayos a dejar de pensar en “la chiquitud”, actuar en forma global e impulsar multinacionales orginadas en el país.
Desde hace algunos años que, semanas antes de la cena de Gala de Endeavor –su principal instancia de recaudación de fondos–, se anuncia que todas las mesas están vendidas. Este año no fue la excepción. Las instalaciones de Kibón recibieron a más de 800 personas entre empresarios, diplomáticos y políticos. A las ya clásicas presencias del vicepresidente Danilo Astori, el candidato colorado Pedro Bordaberry, se sumó el colombiano Woods Staton, propietario de las franquicias de McDonald´s en América Latina, y, para sorpresa de muchos, el sindicalista líder de la Federación de Obreros de la Bebida, Richard Read.
El orador fue el presidente de Los Grobo, el argentino Gustavo Grobocopatel. Su grupo agroindustrial –que en Uruguay cuenta con Agronegocios del Plata– tiene una facturación de US$ 1.000 millones y en 10 años creció entre seis y siete veces. Entrevistado por la directora del Centro de Emprendimientos del IEEM, Isabelle Chaquiriand, Grobocopatel instó a los uruguayos a generar multinacionales y una “clase emprendedora fuerte”.
“Tienen que dejar de pensar en la chiquitud y pensar como dice (Gabriel) Rozman en ser la Singapur. Lo chico puede ser una ventaja si miramos al mundo; para eso se necesitan emprendedores globales”, comentó. Incitó a ayudar a desterrar el miedo al fracaso. “Tenemos que crear un ecosistema de gente que desafíe el status quo, porque el mundo que viene requiere empresarios, Estado y trabajadores de este tiempo. (...) la región podría llegar a ser líder mundial en este cambio (la nueva revolución tiene como centro a los vegetales), pero va a depender de que existan estos actores que transforman la realidad”, dijo.
Vendedor de viento
Algunos le llaman el rey de la soja, pero ese calificativo no le agrada, y además tampoco lo describe exactamente. Es que el gran mérito de Grobocopatel ha sido el de generar un innovador modelo para la agropecuaria. Los Grobo arrienda tierra, terceriza la producción y consigue financiación a través de fideicomisos específicos. Su especialidad está en gerenciar todos esos elementos.
Respecto a la venta de su mayor operación en Brasil a la Corporación Mitsubishi, señaló que se trató más de una cuestión de oportunidad que de estrategia.
“Un amigo siempre me dice: vendés viento, no tenés tierra, no tenés maquinaria, no tenés inversión. Y vinieron los japoneses y nos pagaron recontra bien. Y ahora yo se lo refriego a mi amigo, y le digo ¿viste que bien que se cotiza el viento?. Fue una prueba. La gestión de los flujos paga más que la gestión de los stocks”, explicó.
Equilibrio emocional
Los hijos de Grobocopatel tienen “prohibido” trabajar en la compañía debido a “un instinto de preservación del futuro de ellos”. El empresario argentino opina que deben ser personas autónomas, libres, emprendedoras y empleables: “Trabajar en una empresa para ser el hijo de te puede llevar a muchos años de terapia”.
Confesó que su mayor disfrute a nivel empresarial es cuando ve que las personas que trabajan con él sienten a la compañía como propia. Para contratar personal, prioriza tres valores: pasión por hacer, inteligencia para darse cuenta –la de aquellos que prefieren aprenderá a tener razón– y generosidad para compartir. Cuando Chaquiriand le consultó como hace para ser una persona “equilibrada emocionalmente” –como su propia esposa lo define– Grobocopatel señaló que trata de no dejar nada pendiente, por lo que duerme tranquilo.
Cambio de mando
Se trató de la primera gala de Andrés Cerisola (Ferrere) como presidente de Endeavor (sucediendo a Gabriel Rozman), y de Joaquín Morixe como director ejecutivo, en reemplazo de Laura Raffo.
Cerisola recordó que el modelo de Endeavor está basado en generar grandes sueños e historias de éxito. Además comentó que la calidad institucional de Uruguay es un “activo enorme” que los emprendedores agradecen al sistema político