Ministro de Salud sostuvo que el gobierno también promueve la incorporación de la actividad física en la población, y que ello es una política central de esta administración.
Comer mal y en exceso, fumar y tomar alcohol. Esos son los tres comportamientos de los uruguayos con los que el gobierno del Frente Amplio trabó lucha desde que asumió el poder en 2005. Este miércoles, en su exposición durante la jornada inaugural de la Conferencia Mundial de Enfermedades No Transmisibles que se realiza en Uruguay hasta el viernes, el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, repasó algunos avances que logró el país en esa materia, y recordó los problemas que aún enfrenta.
La lucha contra el tabaquismo, bandera del presidente Tabaré Vázquez –que le valió un juicio de la tabacalera Phillip Morris que terminó ganando–, ocupó buena parte de la alocución del secretario de Estado, como era de esperar. Basso recordó el incremento de la normativa nacional que busca desestimular el consumo, como fue el aumento del precio de los cigarrillos y la eliminación de la publicidad de este producto, mensajes con imágenes impactantes en los paquetes para la concientización sobre los riesgos del consumo. Estas imágenes ocuparán el 80% de las cajas cuando entre en vigencia un decreto que ya está pronto y que impondrá el etiquetado genérico para todas las marcas.
Y todas estas medidas, dijo el ministro, "han tenido un fuerte impacto en la población". Según los números de su cartera, en 2006 fumaba el 35% de los uruguayos mayores de 15 años, mientras que hoy lo hace un 21,6%.
Además, el jerarca sostuvo que el gobierno también promueve la incorporación de la actividad física en la población, y que ello es una política central de esta administración.
Como ejemplo, dijo que los organismos estatales cuentan con equipamientos varios para permitir que los trabajadores hagan gimnasia, además de guías que se adecúan a la edad y las características de la población.
"El compromiso –resumió– es mejorar la calidad de vida de la población, disminuyendo la desigualdad social, distribuyendo mejor la riqueza, desarrollando políticas sociales para atender en primer lugar a todos los niños, pero sin desatender a los adultos mayores y a las personas con discapacidad".
Peso
Sin embargo, el sueño de una vida sana y saludable para los uruguayos se desploma cuando se observa cómo la obesidad afecta a cada vez más uruguayos, un problema al que, hasta el momento, no se ha encontrado forma de frenarlo.
Según un informe publicado este año por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Uruguay se ubica en el cuarto puesto en América Latina y el Caribe en la prevalencia de esta enfermedad. El 27% de su población es obesa, mientras que el 61,7% tiene sobrepeso. Y de acuerdo al último informe de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, el 36% de los niños montevideanos de entre 10 y 13 años presentan sobrepeso u obesidad.
El mecanismo de combate del gobierno es el mismo que con el tabaco: legislación. Así, por ejemplo, mediante un programa de alimentación escolar que lleva adelante la Administración Nacional de Educación Pública, los niños tienen un acceso restringido a los productos con alto contenido de azúcar, sal y grasas saturadas.
Además, el ministro Basso señaló que existe una coordinación interinstitucional entre equipos de trabajo de la salud y la educación, en la que se apuesta a la promoción de la "costumbre de la alimentación casera y el hábito de consumo de frutas y verduras".
Pero el problema persiste, lamentó Basso: "Estamos padeciendo un aumento muy importante de este problema, tanto en adultos como en niños y niñas".
Alcohol
"Los gobiernos están en el puesto de mando para tomar estas acciones y tienen que tener el coraje para promover políticas" de prevención. Ese fue uno de los mensajes centrales que transmitió el presidente Vázquez en la mañana de este miércoles, en su discurso de apertura de la cumbre en la sede del Parlasur.
Y una de esas "políticas", que el primer mandatario ha anunciado con vehemencia es la referida al control del consumo y comercialización el alcohol.
En ese sentido, ya fue presentado en setiembre de este año un proyecto de ley integral para el control de este consumo que, entre otras mecanismos de contralor, plantea la creación de un registro de vendedores y la prohibición de toda publicidad alusiva a las bebidas alcohólicas.
A ello, debe agregarse la Ley Nacional de Seguridad Vial y Tránsito que en 2007 impuso un máximo de 0,8 litros de alcohol en sangre de alcohol en todos los conductores.
Esa tolerancia, que tres años después se redujo a 0,3, en 2015 se convirtió en 0, cuando se modificó la ley.
Por otra parte, un decreto de marzo de 2016 prohibió todo consumo y tenencia de esta sustancia en cualquier ámbito laboral, así como de cualquier tipo de drogas.
Pese a tener detractores, que alegan que la intervención del estado dictando cómo deben vivir sus ciudadanos atenta contra libertades individuales esenciales, Vázquez fundamenta esta arremetida legislativa en datos que la realidad continúa mostrando, y sobre la que aún no ha habido avances significativos.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2014 había ubicado a Uruguay como uno de los países con mayor alcoholismo de América Latina, y la segunda región en el mundo que consume más alcohol.
La última encuesta que hizo sobre el asunto la Junta Nacional de Droga (JND), del año pasado, tampoco es alentadora.
El sondeo señaló que el 8% de los uruguayos –262.905, de acuerdo al censo de 2011– consumió más de la mitad del alcohol ingerido en el país, en todo 2015.
A la edad de 18 años, el 81% ya probó alcohol , y aunque la edad promedio de inicio son los 16,8 años, la mayoría comenzó a tomar a los 15.