Lo que preocupa a esos padres son las posibles complicaciones de la vacuna Gardasil que se aplicaría en el país.
La campaña de vacunación en las escuelas empieza la próxima semana pero un colectivo de padres se opone a la iniciativa del Ministerio de Salud Pública (MSP). El grupo –que nuclea a más de 13 mil personas en Facebook– tampoco está de acuerdo con que se suministre la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) a las niñas de sexto año. Y aunque no se consideran "antivacunas", los miembros de esta agrupación también significan un riesgo para los objetivos del MSP.
Lo que preocupa a esos padres son las posibles complicaciones de la vacuna del VPH. Sostienen que en el prospecto de Gardasil –la marca que se suministra en Uruguay– hay una lista de todos los problemas que podrían surgir a partir de la vacunación. Los más comunes son dolor en el brazo y vómitos, pero también hay otros como celiaquía, diabetes, esclerosis múltiple, reuma, entre otras patologías.
En las escuelas se suministrarán dos vacunas: la dpTA (que protege contra tres bacterias y es obligatoria) y la del VPH, que solo se les dará a las niñas. La directora del área programática de niñez del MSP, Claudia Romero, dijo a El Observador que las vacunas son beneficiosas para quien las recibe pero también tienen consecuencias positivas en el entorno donde está esa persona. En otras palabras, una sola vacuna genera un "efecto rebaño" y su protección se extiende.
"¿Por qué me interesa vacunar contra la tos convulsa a los más grandes? No es porque vayan a tener una enfermedad grave. ¿Para quién es grave una enfermedad de tos convulsa? En general, para los menores de un año. Entonces hacemos todo esto para generar una barrera física y decir: 'El virus acá no entra'", afirmó la jerarca.
La campaña de vacunación en las escuelas fue una alternativa que encontraron las autoridades, explicó Romero, para paliar las tendencias a la baja en inoculación que se registraron en Uruguay en los últimos años. Según datos publicados en 2017, el país alcanzó cifras de vacunación históricamente bajas y hay barrios en Montevideo en los que el porcentaje no llega al 90%, cuando el número aceptable es 95%. Carrasco, Punta Gorda, Malvín, Buceo y Pocitos son algunos de ellos.
Romero sostuvo que si bien el país en su conjunto todavía se ubica dentro de los niveles aceptables, hay muchos padres que piensan que las vacunas "son solo para los niños chiquitos" y luego se olvidan de que tienen que reforzar las dosis cuando crecen. Por lo tanto, la campaña busca acercar las vacunas a la escuela y así ahorrar el viaje al centro de salud para que los niños reciban la inoculación que les corresponde en función de la edad.
El principal problema que tiene el MSP es que no puede tomar medidas contra las familias que deciden no vacunar a sus hijos. Aunque las dosis del esquema nacional de vacunación son obligatorias, las autoridades no pueden ir contra el derecho a la educación de los niños. Por lo tanto, si los padres no presentan el carné de vacunación al día en las escuelas, sus hijos seguirán estudiando como si nada hubiera pasado y compartirán la clase con otros alumnos que sí estarán inmunizados.
En la cartera miran con preocupación lo que ocurrió en Europa, donde los grupos antivacunas tomaron fuerza en los últimos años y reaparecieron enfermedades que se consideraban erradicadas. Ese fue el caso, por ejemplo, de la rubeola.
Desconfianza
Los colectivos de padres que se oponen a la vacunación en las escuelas están en contra de que se ofrezca la vacuna contra el VPH. Sin embargo, la desconfianza crece entre las familias y el grupo decidió que tampoco permitirá que sus hijas reciban ninguna de las dosis de la triplebacteriana, que protege contra el tétano, la difteria y la tos convulsa por miedo a que también las inmunicen contra el VPH.
Marcelo López-Lage, uno de los voceros del Colectivo Informado Vacuna VPH – Uruguay, dijo a El Observador que las maestras no pueden dar ni siquiera un medicamento para el dolor de cabeza a los niños, por lo que no entienden por qué un grupo del MSP suministrará vacunas en los centros educativos. "Las escuelas no son el lugar indicado para que los niños reciban las vacunas", opinó.
Él es uno de los que no les cree a las autoridades y prefiere no dar autorización para ninguna vacuna porque tiene miedo de que los enfermeros "aprovechen" y "de paso" la inmunicen contra el VPH. Además, está convencido de que son los padres los que tienen que acompañar a los niños a vacunarse ya que pueden surgir complicaciones vinculadas a las contraindicaciones.
"Esto tiene, más que nada, una base económica. No hay epidemia (del virus del papiloma humano) y los casos de muerte que están comprobados fueron porque no recibieron controles. Son más estadísticamente los casos de niñas que pueden quedar afectadas por las contraindicaciones de la vacuna que las que se pueden morir por cáncer de cuello de útero", afirmó.
La visión científica
Tanto la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP) como la Sociedad Ginecotocológica del Uruguay están a favor de que se suministre la vacuna contra el VPH en las escuelas de todo el país.
La presidenta de la SUP, Alicia Fernández, dijo a El Observador que "de las mejores estrategias" que tiene la humanidad para combatir enfermedades son las vacunas. Por lo tanto, esta inmunización permitiría que las mujeres no contrajeran cáncer de cuello de útero. "Las enfermedades que provocan el virus del papiloma humano pueden ser mortales, así que nos sumamos a todo lo que sea prevención", afirmó.
A su vez, la SUP emitió un comunicado en el que advirtió que en Uruguay se diagnostican cerca de 350 casos de cáncer de cuello de útero al año y hay 140 muertes por este motivo.
"Basados en el análisis científico y el amplio seguimiento del tema, se respalda la decisión del MSP de brindar como una posibilidad la vacuna contra el VPH en las escuelas, junto con el resto de las vacunas incluidas en el Certificado Esquema de Vacunación", dice el texto. El grupo de pediatras consideró que la inoculación contra el VPH es un método "seguro y efectivo" y recordó que hace más de 10 años que esta vacuna se suministra en distintos países del mundo, por lo que hay evidencia científica que la respalda.
Por su parte, la presidenta de la Sociedad de Ginecotocología del Uruguay, Nancy Murillo, dijo a El Observador que la vacuna que se utiliza en Uruguay protege contra las cepas 16 y 18, que son las que generan el 70% de los cánceres de cuello de útero en el país y en el mundo.
Por lo tanto, si bien la dosis no actúa en todos los casos, sí es efectiva en los que resultan más peligrosos. Murillo afirmó que los laboratorios tienen la obligación de aclarar todas las contraindicaciones que podrían surgir en el prospecto, pero hizo hincapié en que esas complicaciones surgen en muy pocos casos. "Si la gente leyera el prospecto de un antifebril, no lo tomaría", agregó.