El suelo de aspecto lunar y las particulares geoformas esculpidas por el agua, el sol y el viento sobre las rocas a lo largo de millones de años, hacen que uno sienta hallarse en otro planeta. Visitarlo permite espiar la evolución de la Tierra.
El Parque Ischigualasto, situado en la provincia occidental de San Juan, es uno de los nueve Patrimonios Naturales de la Humanidad que ostenta Argentina. Recorrerlo significa posar los pies sobre los mismos caminos que hace 180 millones de años recorrieron los dinosaurios.
En este parque, conocido popularmente como Valle de la Luna, las extravagantes formaciones y la historia que conservan sobre los orígenes del mundo son el atractivo más importante del lugar, al que se suman la flora y fauna autóctonas.
El suelo de aspecto lunar y las particulares geoformas esculpidas por el agua, el sol y el viento sobre las rocas a lo largo de millones de años, hacen que uno sienta hallarse en otro planeta. Visitarlo permite espiar la evolución de la Tierra.
Se trata del único sitio en todo el mundo en el cual se observa una secuencia completa de sedimentos que permiten reconstruir el Período Triásico ocurrido hace más de 250 millones de años, cuando florecieron dinosaurios y reptiles en la Tierra, según estudios científicos.
El choque de una placa marítima contra el continente hace 70 millones de años provocó el levantamiento de la Cordillera de los Andes, convirtiendo al sitio en un museo geológico al aire libre donde se exhiben los restos fósiles más antiguos del mundo.
Dentro del Valle de la Luna se avistan restos pétreos de un viejo lago repleto de vegetación. En total, se trata de 60 mil hectáreas protegidas, de gran valor geológico y paleontológico.
En la entrada al parque, se encuentra un Centro de Interpretación del Museo de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de San Juan, donde además de obtener información sobre el área protegida se profundiza en los datos sobre la vida de los dinosaurios en el lugar.
Hacia el interior del parque, el circuito principal, que se recorre exclusivamente en vehículo y con la compañía de un guía autorizado, alcanza 42 km y lleva 3 horas de duración.
Durante el paseo se realizan paradas para tomar las inevitables fotografías en las estaciones: El Gusano, Valle Pintado, Cancha de Bochas, El Submarino y El Hongo, donde se descubre el trabajo sereno, permanente pero inclaudicable, de la naturaleza: las piedras presentan aquí extrañas y misteriosas formas.
El circuito del amanecer se realiza con la primera luz del día y es una experiencia única. Los rayos del sol hacen aparecer colores rojizos y anaranjados en el paisaje. Con luna llena, el circuito transita por las areniscas grisáceas acompañado por una tenue luz que deja entrever una especie de paisaje lunar.
Hace una semana se inauguró un nuevo museo construido alrededor de un lugar de excavación de restos fósiles de dinosaurio, en honor a William Sill, el paleontólogo estadounidense que fue precursor de la investigación en Ischigualasto.
William Sill vivió en la provincia y formó familia con una sanjuanina, Nélida Salinas, con quien tuvo cuatro hijos. Se radicó en San Juan en 1969 atraído por la increíble abundancia de fósiles de Ischigualasto.
Durante la dictadura en la década de los setenta del sigo pasado en Argentina, el paleontólogo se vio obligado a huir de la provincia luego de haber ayudado a escapar a una veintena de alumnos suyos en la Universidad de San Juan.
Volvió a San Juan y en el año 2000, gracias a su gestión, se logró la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el Parque Provincial Ischigualasto.
En 2003, sin poder ya visitar Ischigualasto debido a su condición física, decidió trasladarse junto a su familia a Estados Unidos, y falleció en marzo de 2008. Las cenizas de su corazón, tal cual era su deseo, fueron enterradas en una urna al ingreso del parque.