El riesgo aumenta un 70% entre quienes ven entre 2,5 y 4,9 horas diarias. Y 2,5 veces para los que se quedan quietos frente a ella 5 o más horas.
Cluster Salud. Simple y directo: mirar mucha televisión todos los días puede aumentar su riesgo de morir a causa de un coágulo de sangre en el pulmón. Así lo afirma un nuevo estudio publicado en la revista Circulation, de la American Heart Association.
Un coágulo de sangre pulmonar, conocido médicamente como una embolia pulmonar, comienza por lo general como un coágulo en la pierna o de la pelvis, resultado de la inactividad y la reducción del flujo de sangre. Si el coágulo se desprende, puede viajar a un pulmón y alojarse en un pequeño vaso sanguíneo, donde es especialmente peligroso.
Para investigar la relación entre la inmovilidad y este fenómeno, se 1988 a 1990, investigadores japoneses preguntaron a 86.024 participantes, entre 40-79 años, el número de horas que pasaban frente al televisor. Durante los siguientes 19 años, 59 de los participantes murieron de una embolia pulmonar.
Los investigadores encontraron que, en comparación con los participantes que veían televisión menos de 2,5 horas cada día, las muertes por una embolia pulmonar aumentaron un 70% entre los que veían la televisión de 2,5 a 4,9 horas; 40% adicional por cada 2 horas extras de ver la televisión todos los días; y 2,5 veces entre los que veían televisión 5 o más horas (diarias).
“La embolia pulmonar ocurre a un ritmo menor en Japón que lo hace en los países occidentales, pero puede estar en aumento”, dijo al respecto Hiroyasu Iso, profesor de salud pública en Escuela de Medicina de la Universidad de Osaka y autor principal del estudio correspondiente. Sucede que “Los japoneses están adoptando cada vez más estilos de vida sedentarios, que creemos es que los pone en mayor riesgo”.
Los autores afirman que el riesgo es probablemente mayor de lo que los hallazgos sugieren. Se cree que las muertes por embolia pulmonar están subrepresentadas, porque el diagnóstico es difícil. Los síntomas más comunes de la embolia pulmonar -dolor en el pecho y dificultad para respirar- son los mismos que otras condiciones que amenazan la vida, y el diagnóstico por imagen que requiere muchos hospitales no están equipados para ofrecer.
Los investigadores tomaron en cuenta varios factores que podrían haber influido en los resultados, incluida la obesidad, la diabetes, el tabaquismo y la hipertensión. Después de que el número de horas dedicadas a ver la televisión, la obesidad parece tener el siguiente eslabón más fuerte de la embolia pulmonar.
El Dr. Toru Shirakawa, primer autor del estudio e investigador en salud pública en Escuela de Medicina de la Universidad de Osaka, dijo que los resultados pueden ser particularmente relevante para los estadounidenses, ya que otros estudios indican adultos estadounidenses ven más televisión que los adultos japoneses.
“Hoy en día, con la transmisión de vídeo en línea, el término 'binge-watching' para describir la visualización de múltiples episodios de programas de televisión en una sola sesión ha llegado a ser popular”, asevera Shirakawa. “Esta popularidad puede reflejar un hábito en rápido crecimiento”
Los autores dijeron que las personas que ven mucha televisión pueden tomar varios pasos para reducir su riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos en las piernas que pueden luego pasar a los pulmones.
“Después de una hora o más, hay que pararse, estirarse, caminar o, mientras se está viendo televisión, tensar y relajar los músculos de las piernas durante cinco minutos”, dijo Iso, agregando que este consejo es similar para los viajeros de vuelos largos en avión. Añadió que el agua potable también puede ayudar y, a la larga, quitarse unos kilos de encima, de manera de reducir el riesgo de sobrepeso.
El estudio también registró que los hábitos de visionado de los participantes frente a la computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, que se han convertido en fuentes populares de información y entretenimiento. Los autores consideran que se necesitan nuevos estudios para determinar el efecto de estas nuevas tecnologías en el riesgo de embolia pulmonar.