Por Paulo Ramos, Líder de Equipo en Fizzar.
Es un hecho que las personas nos relacionamos mejor con una historia que con una larga lista de datos o atributos de un producto o servicio. Sin ir más lejos, los anuncios de televisión desde hace más de cinco décadas tratan de contarnos cosas que nos emocionen, entretengan o nos acerquen a las marcas que están detrás de ellos.
Hasta la irrupción de YouTube, el “video marketing” –que hasta ese entonces se llamaba meramente "spots de televisión"– estaba reservado a unos pocos avisadores con capacidad financiera para contratar los servicios de una agencia creativa, cuya finalidad era producir el anuncio y luego situarlo en pauta televisiva. Esta práctica, hasta el día de hoy, es una de las inversiones publicitarias más costosas en el mundo entero.
Pero el año 2005 llegó YouTube a la web. Al poco andar lo compró Google y la historia cambió. Porque se democratizó la posibilidad de seducir a una gran audiencia con simples piezas de video originalmente creadas, que pueden promover pequeños cursos, nuevos productos y cualidades y propuestas de valor de millones de servicios lanzados por las startups en todo el mundo.
Ha sido tal el éxito de esta plataforma, que cada cierto rato leemos enunciados tales como: “Más de un millón de horas de video se suben cada día a YouTube” o “El fenómeno de PSY y el popularmente llamado baile del caballo que alcanzó miles de millones de views”. Esto demuestra que con una idea simple y una buena realización ya estamos en condiciones de competir en el mundo del “video marketing”, área que crece al nivel de convertirse –junto con el “inbound marketing” – en uno de los principales motores de promoción para todo tipo de empresas por medio de contenidos.
Aunque YouTube esté democráticamente a disposición de pequeñas y grandes empresas, es complejo para las primeras y el público general, el sumar miles de reproducciones a los videos que publican, pues seguramente no cuentan con una gran comunidad online que los apalanque detrás.
No se puede pensar en viralizar un video entre las personas, sin personas. Y aunque parezca un juego de palabras, es real. Por eso han surgido plataformas anexas, como Fizzar, donde el núcleo del servicio es una enorme comunidad de personas, heterogéneas, que ayudan a echar a correr los videos por Internet y conseguir miles de views en el menor tiempo posible.
Dicho lo anterior, es que siempre aconsejo que la próxima vez que quiera promocionar un video de YouTube, piense y se dedique a la viralización, el mismo tiempo que dedica a la creación; pues son los dos factores claves del éxito en el “video marketing”: contenido y audiencia.