Actualmente, en términos de volatilidad de inflación y producto, pareciese que hubiésemos regresado al pasado, particularmente a inicios de la década de los 80 –¡y no precisamente en un DeLorean!– . Una especie de “Volver al futuro” en el cual la inflación, olvidada en libros de historia económica, no es más un recuerdo lejano sino una realidad que nos exige repensar en cómo conformamos nuestros portafolios de inversión.
La gran moderación y el inicio del fin
Desde mediados de la década de los 80 hasta hace antes del COVID, hemos vivido un periodo de baja volatilidad macroeconómica en indicadores de inflación y producto, caracterizado por baja y estable inflación y una expansión de producto sin igual, estabilidad atribuida ya sea a buenas políticas macroeconómicas, cambios estructurales o simplemente al factor suerte. En esta etapa, los ciclos económicos estuvieron marcados al compás de una mayor o menor demanda y el trade- off entre inflación y producto parecía no revestir tanta gravedad como antaño.
Hoy la situación es muy distinta, el trade-off es bastante más marcado (o convivo con mayor inflación para no frenar el producto, o combato la inflación, pero a un costo alto que podría incluso implicar una recesión). Es decir, señores, parece que la fiesta terminó y las decisiones de los bancos centrales tienen efectos más amplificados y con costos mayores.
Volatilidad reloaded
La alta volatilidad ha sido parte de nuestro 2022 –y al parecer– esta volatilidad está para quedarse. La variabilidad de los mercados financieros está asociada sin duda a la volatilidad macroeconómica. Tanto los mercados de acciones (con un índice VIX con niveles entre 25 a 30) como los de renta fija (mayor volatilidad de tasas) han mostrado mayor nerviosismo. De otro lado, se experimentó caídas en los retornos de distintas clases de activos lo cual hace repensar en como formar portafolios que ofrezcan niveles adecuados de diversificación.
¿Cuáles son las implicancias? Un incremento en la prima de riesgo (exigencia de mayor retorno) para la renta fija y renta variable.
El regreso de la inflación
Otro de los temas del año, es sin duda la elevada inflación, algo que los mayores de las cuatro décadas habían olvidado y que ha implicado cambios en las respuestas de los hacedores de política. La inflación ha sido impulsada por factores de oferta que empezó con la reanudación económica post COVID (en el cual se restableció la demanda con una oferta bastante débil y cuellos de botella) y ha sido potenciada por el conflicto Rusia-Ucrania y cierres de economías, generando alzas en los precios de energía, alimentos y commodities que observamos hoy en día.
Portafolio 60/40 ¿es aún relevante?
No como antes. El actual entorno ha develado una debilidad en el típico portafolio de 60% acciones y 40% deuda, ambos con caídas de doble dígito en lo que va del del año (al 18.07.22, por ejemplo, índices de bonos grado de inversion mostraban caídas de -14% mientras que el mercado de acciones norteamericano tocaba niveles cercanos al -20%).
¿Qué sucedió? En 2022 con una mayor volatilidad de las tasas de interés, mayor incertidumbre y mayores niveles de tasas de inflación, los retornos de las acciones e instrumentos de deuda han caído al mismo tiempo, poniendo en tela de juicio la otrora efectiva receta. La típica protección (reflejada en una correlación muy baja o negativa entre ambos activos) de dicho portafolio sufrió un importante revés.
¿Qué hacer? Este régimen de mayor volatilidad macro y financiera exige nuevas soluciones y se comienza a hablar de portafolios (40/30/30) conformado por acciones, bonos y mercados privados que podrían adaptarse mejor. En todo caso, se hace imperativo que los gestores de inversión adopten un rol más activo y flexible para el beneficio de sus inversionistas.
¿Qué ajustes han realizado en sus portafolios para adaptarse al futuro?