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Winikunka, la montaña de los siete colores en el Cusco
Jueves, Enero 26, 2017 - 09:18

Paisajes de belleza única ofrecen los Andes de Perú en una caminata a 5.000 metros sobre el nivel del mar.

Descubierta al mundo debido al deshielo de su suelo a consecuencia del calentamiento global, la montaña de siete colores, conocida también por su nombre en quechua, Winikunka, se posiciona como un nuevo destino turístico que nos ofrece Cusco.
 
Winikunka es una innovadora opción para el turista que puede contemplar este atractivo turístico natural ubicado a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar (msnm) luego de realizar una moderada caminata que recorre paisajes de belleza única.
 
Situada en la cordillera de Vilcanota, a poca distancia del majestuoso nevado Ausangate, la quinta montaña más alta en Perú localizada a 6.372 msnm, la montaña de siete colores presenta curiosas pigmentaciones rojizas, pardas, verdes y amarillentas, generadas por la erosión de la tierra durante millones de años, dejando estos estratos minerales tan coloridos.
 
Se requiere tener un plan para tal aventura, una condición física apta y muchas ganas por conocer los distintos paisajes que ofrece este camino de los Andes peruanos.
 
 
La ruta a la Montaña Arco Iris
 
El viajero empieza el viaje de un día de duración saliendo en bus de la ciudad de Cusco muy temprano, por lo general de madrugada. El viaje lo lleva por las localidades de Andahuaylillas, Quiquijana y Checacupe, hasta llegar a Pitumarca, en la provincia de Canchis, un pueblo pintoresco del sur cusqueño, donde comenzará el viaje a pie.
 
En Cusco, cerca del coliseo Cerrado, en Huayruropata dos empresas ofrecen el servicio Sicuani-Checacupe, el pasaje puede costar cinco soles (US$ 1,5). Su paradero de destino es Pitumarca.
 
Una vez en Pitumarca se inicia el largo ascenso de aproximadamente tres horas hacia “la Montaña de los siete colores". Para poder ingresar, los lugareños cobran cinco soles si uno es peruano, y 10 (US$ 3) si es extranjero, con el fin de solventar algunos gastos de servicios básicos que ellos mismos han organizado ante el creciente turismo en la zona.
 
Los visitantes tendrán también la opción de realizar otras actividades, como montar caballos, que son ofrecidos por si no desean caminar por un largo tiempo. Habrá tramos donde los caballos no podrán ingresar, por lo que la única forma de seguir es caminando.
 
 
En el trayecto, uno estará rodeado de impresionantes escenarios compuestos de glaciares y numerosas lagunas. Podremos encontrar pastores con llamas, alpacas, ovejas, y distinguiremos que la fauna permite avistar eventualmente a zorros, zorrinos, huallatas, perdices, venados, vizcachas, cóndores y osqollos o gatos salvajes.
 
Una vez arriba, el espectador podrá encontrar un mirador, observando la totalidad del espectacular panorama, donde resalta parte del imponente nevado Ausangate. En la cima, corre un viento fuerte y el clima es frío. Como parte del paisaje animal, uno casi siempre puede divisar vicuñas, quienes merodean cautelosas por la puna.
 
Luego de permanecer en la cúspide de la pendiente, se procede a regresar por el mismo camino al valle de Pitumarca, recorrido que resulta más sencillo que el anterior. Las personas podrán reponerse almorzando y recobrando energías. El paseo finaliza emprendiendo el viaje de retorno hasta la Ciudad Imperial, llegando aproximadamente empezando la noche.
 
 
Consejos
 
Ante semejante esfuerzo, es preferible poseer una condición física aclimatada a la exigente altura que presentan dichos escenarios cusqueños. Dos días en altura parecen resultar suficientes para lograr adecuarse.
 
Fuera de esto, preferentemente se debe contar con cierta experiencia escalando o caminando grandes distancias, puesto que la subida es empinada y resulta difícil para nuevos escaladores. No es usual ver a niños realizando dicho viaje, debido a que pueden presentar problemas al caminar.
 
Se aconseja que el viajero cuente con equipos de aventura sin cargar las mochilas con excesivo peso, ya que caminar en altura con ese cargamento solamente dificultará el trayecto.
 
Además, tener botas de trekking o con buen agarre, bastones para caminar, ropa abrigadora, bloqueador solar, gorras, guantes, lentes de sol, medicinas, snacks, bebidas rehidratantes y ponchos, más ahora ante la presente temporada de lluvias que prolongará su duración hasta marzo.
 
Imágenes: Peruska Chambi Echegaray

Autores

Agencia Peruana de Noticias