"Nadie quiere que se detenga Buena Vista Social Club", confía Eliades Ochoa, uno de los fundadores del legendario grupo de música que por estos días circula por Europa.
La formación que juntó a legendarias estrellas de la edad de oro de la música cubana no se ha detenido con nada, luego que hace casi dos décadas fueran nuevamente reunidas por Juan de Marcos González.
El éxito de antaño volvió con la misma rapidez con la que se había ido.
Y aunque han debido soportar uno que otro aprovechamiento comercial y la muerte de importantes figuras como Ibrahim Ferrer, Compay Segundo y Rubén González, no hay que voltee a esta banda que vale su años en oro. Del primer disco, editado en septiembre de 1997, se han vendido casi 10 millones de copias en el mundo.
Y el intenso documental del cineasta alemán Wim Wenders, que siguió en estudios y exteriores a estos fascinantes veteranos asombrados como niños durante el famoso concierto en el Carnegie Hall el 1º de julio de 1998, conmovió a un amplio público y contribuyó a relanzarlos a la fama.
"Aquel concierto es nuestro mejor recuerdo, porque hubo mucha emoción", afirman al unísono la cantante Omara Portuondo y el guitarrista Eliades Ochoa, hoy estrellas de un grupo que sigue llenando salas.
"Nadie quiere que se detenga Buena Vista Social Club", confía Eliades Ochoa, uno de los fundadores del legendario grupo de música que por estos días circula por Europa, llenado teatros y entusiasmando a la gente.
"Yo no quiero que se termine la aventura, pero lo que me da más gusto es constatar que el mundo entero no quiere que el Buena Vista se detenga", dijo Eliades Ochoa.