Los libros del argelino son historias humanas, que abordan una amplia gama de temas, que van desde el amor hasta los grandes dictadores.
Yasmina Khadra es el pseudónimo femenino de Moulessehoul, quien tuvo que adoptarlo para evitar la censura de las fuerzas armadas de su país, de las cuales era miembro desde los nueve años y en donde alcanzó el grado de Mayor.
El escritor argelino reveló su verdadera identidad en el 2001, cuando se había retirado del ejército y se marchó a Francia. El nombre Yasmina Khadra significa en árabe “jazmín verde”, y constituye los dos nombres propios de su esposa.
El autor ha revelado a los medios que no desea deshacerse de ese pseudónimo, y que incluso su mujer lo llama así, excepto cuando se enoja, entonces ahí sí le dice Mohammed. Decidió tomar ese nombre como homenaje a la mujer en el mundo árabe, donde suele ser tratada como un personaje secundario.
La última noche del Rais es un relato en primera persona sobre la última noche del dictador libio Muamar Gadafi. Así pues, la noche 19 de octubre, previa a su muerte, encontramos al militar en un diálogo interno, ficticio. Por supuesto, que mostrará no sólo sus preocupaciones inmediatas, sino un viaje por su pasado que nos revelará al ser humano detrás del monstruo, quien no alcanza a comprender los crímenes cometidos, así como tampoco sabe qué está pasando y mucho menos qué es lo que lo espera. Lo que sí es seguro, es que fue él mismo el artífice de su destino.
Yasmina desnuda al dictador en un tono romántico, para enseñarnos ese lado humano y esos terribles vicios a la manera shakespeariana, con la intención de llegar a una mejor comprensión del personaje. Para el escritor, ese es el camino para entender mejor al otro, pues considera que conocer las cosas a medias es el peor enemigo de la humanidad.
Dios no vive en La Habana es una historia de amor entre un músico de casi sesenta años que canta desde hace muchos años en el Buena Vista Café, y una hermosa joven llamada Mayensi, recién llegada a La Habana, con muchos sueños y ambiciones en su maleta.
La historia es una muestra de resistencia en un mundo que amenaza a sus personajes con aplastar sus sueños; en ese sentido, los personajes de la novela luchan contra el ocaso, luchan por mantener viva la pasión a pesar de que todo está en su contra.
El autor comenta que cuando fue a Cuba, descubrió diversas similitudes con el pueblo argelino. La fuerza de los habitantes de la isla le sorprendió tanto que deseó hacerles un homenaje para hablar de los seres humanos que ahí habitan, más allá de todo tema político.
El estilo romántico de Yasmina nos hace tomar distancia de los personajes y de su mundo: lo que tenemos frente a nosotros no es un intento de acercarnos a la realidad, de mostrar las cosas tal cual y como son; pero sí un intento por entender las pasiones humanas en un espacio ficticio que dice muchas verdades.
A pesar de esa sensación de “artificialidad” en los mundos que Yasmina retrata, el autor es capaz de hacernos vibrar con sus personajes y de hacernos soñar con que un mundo mejor es posible, todo está en nosotros.