La expansión mundial y la casi omnipresencia de Internet se dan por sentadas en muchos lugares en los países de ingreso alto y de ingreso mediano. La cantidad de usuarios de este servicio se ha triplicado con creces en la década pasada, aumentando de 1000 millones en 2005 a una cifra estimada de 3200 millones a fines de 2015. Los teléfonos móviles son la manera más popular mediante la cual las personas acceden a Internet, y el uso de estos aparatos se ha extendido por igual en los países desarrollados y en desarrollo.
Sin embargo, este no es el caso de todos. Alrededor de 2000 personas no poseen un teléfono móvil, y aproximadamente el 60 % de la población en el mundo no tiene acceso a Internet. El reciente Informe sobre el desarrollo mundial 2016 (WDR) del Banco Mundial, titulado “Dividendos digitales” (PDF) hace notar que “para que las tecnologías digitales beneficien a todos y en todo lugar es preciso eliminar la brecha digital que aún existe, especialmente en lo que respecta al acceso a Internet”.
Además, la brecha digital al interior de los países puede ser tan alta como entre los países, y una razón de ello es que las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de usar o tener acceso a tecnologías digitales. Según un último estudio mundial del Centro de Investigaciones Pew, (i) “existen brechas de género en muchos aspectos del uso de la tecnología. Por ejemplo, en 20 países, los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de usar Internet. Estas diferencias son especialmente graves en los países africanos. En otros lugares, la proporción de hombres y mujeres que usan Internet es similar. Pero, también existen grandes diferencias de género en lo que respecta a la tenencia de teléfonos inteligentes (es más probable que los hombres tengan un teléfono inteligente) en muchos países, incluyendo México (diferencia superior a 16), Nigeria (diferencia superior a 13), Kenya (diferencia superior a 12) y Ghana (diferencia superior a 12)”.
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La mayor brecha en el uso de Internet entre todos los países estudiados por Pew se registra en Nigeria, donde el 48 % de los hombres dice que usa Internet en comparación con solo el 29 % de las mujeres. También se observan diferencias de género de dos dígitos en Kenya, Ghana, Viet Nam, Tanzanía, Pakistán, los Territorios Palestinos, Japón, Burkina Faso, India y Uganda. Asimismo, es importante mencionar que existen desigualdades de género estadísticamente importantes en el acceso a Internet en naciones europeas, como Francia, Alemania y el Reino Unido.
Adicionalmente, hay brechas de género en la tenencia de teléfonos inteligentes en 19 de los países incluidos en el estudio realizado por Pew. Estas diferencias son especialmente importantes en México, Nigeria, Kenya y Ghana. También se registran desigualdades de género en la propiedad de teléfonos móviles básicos en numerosos países, especialmente en África al sur del Sahara.
Los resultados del estudio de Pew confirman las conclusiones del Informe sobre el desarrollo mundial, en el que se señaló que: “Más de 1700 millones de mujeres en los países de ingreso mediano y bajo no tienen teléfonos móviles. Las mujeres en estos países tienen, en promedio, un 14 % menos de probabilidades que los hombres de poseer un teléfono móvil. Las mujeres en Asia meridional tienen un 38 % menos de probabilidades que los hombres de tener un teléfono. Las barreras de acceso pueden ser especialmente preponderantes en el caso del acceso a Internet, en especial en los lugares pobres y apartados, donde se accede a este servicio sobre todo fuera del hogar y donde las normas sociales de socialización o los aspectos relativos a la seguridad pueden llegar a ser un obstáculo”.
De modo similar, una investigación de la Fundación Web, (i) en que se consultó a miles de hombres y mujeres pobres en nueve países en desarrollo, indicó que: “las mujeres aún tienen aproximadamente un 50 % menos de probabilidades que los hombres de acceder a Internet en las mismas comunidades, y que solo el 37 % de las mujeres encuestadas informaron que usaban Internet”. El estudio también concluyó que “la carencia de un dispositivo con Internet y/o la falta de acceso a un lugar público seguro donde acceder al servicio constituían el cuarto obstáculo más importante tanto para las mujeres como los hombres que no estaban conectados”.
*Esta columna fue publicada originalmente en la zona de blogs del sitio web del Banco Mundial.