Actualmente no existe organización en el mundo que pueda prometer, con seriedad, que va a mantener a alguien en un trabajo de por vida. Tampoco la misma empresa o quienes la dirigen pueden garantizar su propia seguridad o continuidad.
Se estima que los jóvenes que hoy empiezan sus carreras profesionales, antes de que se retiren, van a tener mínimo siete cambios de trabajo, y cuatro de ellos serán involuntarios. El hecho de que estaremos en transición laboral más de una vez en nuestra carrera debe ser visto como una oportunidad de conseguir un nuevo y mejor trabajo.
La realidad es que mientras más alto sube un profesional en la pirámide de una organización, mas riesgosa se vuelve la ‘seguridad’ en ese puesto. Incluso el puesto más alto, el de gerente general, es el puesto más vulnerable. Cuando a la empresa le va mal o no cumple con los resultados esperados, ¿quién se va primero? El gerente general.
Si a la empresa le va muy bien, lo más probable es que otra compañía quiera comprarla. Y si eso sucede, el nuevo dueño traerá a su propia gente, entre ellos a su nuevo gerente general.
En el momento de desvincular, comunicar la noticia de terminación del vínculo laboral a un subordinado es una de las tareas gerenciales más complicada y temida que existe.
Es una situación difícil y tensa por la que lamentablemente la mayoría pasaremos si tenemos personas a nuestro cargo. A todos nos tocará en algún momento de nuestras vidas dejar ir a un colaborador. Las universidades y la vida misma nos preparan para ser líderes, pero nadie nos enseña a cómo despedir.
Para este tema como otros, el respeto es fundamental; para ello tienes que prepararte bien, saber qué vas a decir, tener inclusive un guion literario de lo que vas decir a fin de no improvisar, así como preocuparte por los detalles prácticos. Recuerda que el despido lo debe realizar el jefe directo; nunca se envía a terceros a realizarlo. Asimismo, es cara a cara, uno a uno, nunca dos a uno.
También es importante hacerlo lo más temprano en la semana; así se da tiempo a la persona a asimilar la noticia.
Algo importante a recalcar es que cuando se comunica la desvinculación no es el momento de dar explicaciones de por qué se está yendo. No es el momento de hablar de sus debilidades; la única misión de la reunión es comunicar de forma cuidadosa el fin de la relación laboral.
En la reunión de comunicación de terminación laboral hay que evitar cualquier argumentación que dé lugar a discusión, discrepancia o justificación. No es el momento de explicar todas las razones que pueden haber llevado a la decisión de salida. La conversación puede terminar ofendiendo a la persona que se va o dañando su autoestima, autoconfianza o dignidad, y eso hay que evitarlo.
La explicación que toda persona espera sobre las razones de su salida debe ser compartida después, cuando el natural impacto emocional de la salida ya ha sido recibido y procesado, y la persona esté más calmada y receptiva.
Sin embargo, cuando las razones de salida no tienen que ver con desempeño o temas personales ni de relacionamiento sino por razones de negocio es muy oportuno decirlas claramente.
En muchos casos es también importante contratar los servicios de una empresa consultora en outplacement que asesore a los directivos de la empresa sobre cómo manejar los procesos de salida e incluso entrenarlos para hacer la comunicación de manera impecable. Recordemos que todas las personas merecen el mismo respeto y el mismo trato a todos los niveles: gerencial, profesional y de operarios. También hay que tener especial cuidado con las personas muy mayores; si tenemos que invitar a una persona a la jubilación tenemos que ser especialmente cuidadosos.
Finalmente es importante considerar que la vida da vueltas, y hay que evitar la mala vibra, que no sientan que se trata de un tema personal, que fue injusto o que no fue manejado con total respeto. Al final, si la persona logró recolocarse simplemente pasará la página, y dejará atrás esa situación, pero nunca se deja atrás la ofensa ni la humillación; ¡recuérdelo!