Durante el último tiempo ha quedado en evidencia la falta de profesionales y de mano de obra en minería y construcción, realidad que trasciende el nivel técnico afectando el nivel profesional e incluso la alta administración, incluyendo gerencias generales, comerciales y de finanzas.
Uno de los motivos de este fenómeno es que ambos sectores tienen cultura propia y con códigos particulares, por lo que generan una especie de “barrera natural” para la entrada de mano de obra y profesionales que se hayan desempeñado en otras áreas.
Por ello, en la actualidad las acciones orientadas a satisfacer esta creciente demanda se han limitado a traer profesionales o mano de obra extranjera, o bien a reciclar a quienes ya se desempeñan en el área.
Todas ellas, soluciones “parche” que, si bien ofrecen alivio inmediato, no solucionan el problema de fondo: que Chile no está preparando especialistas profesionales y técnicos en las áreas que son las más importantes para su economía.
Por ejemplo, se estima que la inversión en el sector minero hacia 2020 será de US$91.000 millones, por lo que el empleo crecería por sobre los 100.000 puestos de trabajo.
Por otra parte, la construcción es uno de los rubros que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos años, lo que lo ha convertido, junto con la minería, en uno de los más dinámicos.
De ahí que surge el desafío de buscar medidas de largo plazo orientadas a generar profesionales, técnicos y mano de obra para soportar esta necesidad en aumento. Si bien actualmente varias universidades e institutos profesionales han potenciado carreras y programas en este sentido, falta instancias de capacitación a nivel de postgrados que permitan que quienes ya han tenido experiencia en otros sectores (incluso quienes provienen de las FF.AA.) tengan la posibilidad de ingresar a la minería o la construcción, por ejemplo.
De esta forma, no sólo se abre un abanico de posibilidades laborales para muchos, sino que también se crea la posibilidad de posicionar a Chile como una cuna de talentos con especialidad y capacidad a nivel mundial. No hay que olvidar que los altos estándares de gestión con que operan las empresas tanto del sector minero como de construcción son un plus que no podemos desaprovechar.
Así podremos ser potencias industriales, pero ser también capaces de generar talentos para sostener el desarrollo de los sectores clave para el país.