Dos recientes estudios científicos del más alto nivel vuelven a mostrarnos la alarmante situación de deterioro de la biósfera en nuestro planeta Tierra. Son el “Panorama Ambiental Global 5” divulgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y “Acercándonos a una Inflexión en el Estado de la Biósfera Terrestre”, publicado por la revista científica Nature. En el primero participaron 300 especialistas, y en el segundo 22, entre ellos el chileno Pablo Marquet, de la facultad de Ciencias Biológicas de la U. Católica. Las conclusiones son semejantes y lapidarias.
El PNUMA revisó las 90 metas medioambientales prioritarias que se autoimpuso la comunidad internacional en 1992, en la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo en Rio de Janeiro, y concluyó que los avances son escasos, que sólo en 4 metas se ha logrado un avance significativo, en 40 se logró algún progreso, en 24 los avances fueron casi nulos –entre las cuales nada menos que cambio climático, desertificación y sequía- , y en 8 se retrocedió, tal como en la reducción de los arrecifes de coral y de las poblaciones de peces en los océanos. Los especialistas afirman que en estas dos décadas se ha perdido el 12% de la biodiversidad del mundo, y 30% de los trópicos.
Además indican que los 7 mil millones de seres humanos actuales hemos ocupado el 43% de la superficie planetaria, entre ciudades y agricultura, y que esto representa una destrucción cuasi-letal de ecosistemas claves para la sustentación del equilibrio ecológico. Así, su conclusión es que la biosfera está alcanzando su límite sostenible, que los tiempos se acortan considerablemente, ya que de no mediar una modificación radical en los hábitos de la humanidad, ésta llegará a un punto de inflexión con cambios drásticos irreversibles para el año 2020: ¡sólo en 8 años más!
James Lovelock advirtió hace décadas que el cambio climático inducido por nosotros estaba ya cruzando el umbral del no retorno. Lovelock, padre intelectual de la teoría Gaia, que desde la ciencia ‘occidental’ abre los ojos al hecho que la biósfera es un macro-ecosistema integrado, del cual la humanidad forma parte, postula que los gases invernadero de origen antropogénico ya emitidos, cambiarán en forma irreversible los equilibrios planetarios. Desde entonces Lovelock advertía que de seguir en el curso del desarrollismo habrá un colapso de la biósfera con imprevisibles consecuencias para todo lo viviente, y particularmente para la humanidad, porque paradójicamente, es probable que de toda la actual comunidad ecológica planetaria, seamos uno de los integrantes más vulnerables, que más dependemos del estado óptimo de la biósfera presente.
Otro reconocido académico, Jared Diamond, en su investigación, bajo el sugerente título “Colapso”, reflexiona sobre este ‘punto ciego’ casi endémico de los humanos de todos los tiempos, razas y continentes, que incluso en el contexto de culturas sofisticadas y llenas de logros en diversos ámbitos, no ha permitido que percibamos las normativas ecológicas fundamentales. Así, muchos pueblos han colapsado estrepitosamente junto con su entorno, viéndose finalmente reducidos a practicar la antropofagia. Justamente, Diamond dedica un capítulo entero a tratar de entender lo acaecido hace siglos en Rapa Nui, revisando las acuciosas investigaciones científicas realizadas por diversos especialistas. Los hallazgos son dramáticos. Estudios de pólenes en sedimentos demostró que incluso al comenzar a ser poblada por humanos la isla contaba con vastos bosques subtropicales con varias especies de grandes árboles. Éstos fueron arrasados en forma inmisericorde hasta el colapso ecosistémico y social, y la hambruna. Diamond se pregunta qué habrá estado pensando el antiguo pascuense mientras cortaba el último árbol de la isla. ¿Qué es lo que estamos pensando ahora mientras claramente la biosfera, en esta acotada ‘isla’ planetaria, se está desmoronando alrededor nuestro, y por nuestra propia obra y mano? En Rio+20 el llamado –ya casi un grito- es ¡a salvar la Tierra! ¿Qué estamos haciendo todos y todas, y cada uno de nosotros cada día para disipar la ceguera y detener juntos este innecesario colapso anunciado?
*Esta columna fue publicada originalmente en Nacion.cl.