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El FranceLeaks y las amenazas a la democracia
Vie, 26/06/2015 - 11:44

Florent Sardou

¿Un New Deal para Europa?
Florent Sardou

Florent Sardou posee una Licenciatura en Derecho (Universidad de Toulouse, Francia) y un Master de la misma universidad en Historia Contemporánea. Su tesis fue sobre la Historia Social contemporánea de Chile. Ejerció como profesor en el colegio la Alianza Francesa de Santiago de Chile. Después de haber vivido cinco años en París, volvió a Chile en 2013. Desde entonces es invitado como analista en canales (CNNChile, 24Horas, NTN24 de Colombia) y radios locales (Duna, Zero, Bio Bio, Cooperativa, ADN).

"Francia es nuestro aliado más antiguo", dicen con frecuencia los mandatarios estadounidenses. Sólo olvidan completar la frase usando la conjunción coordinada "pero": "Francia es nuestro aliado más antiguo, pero espiamos igual a sus mandatarios".

Este jueves, los diarios galos Libération y Mediapart publicaron informaciones transmitidas por Julian Assange, el fundador y portavoz del sitio lanzador de alerta Wikileaks. Estos periódicos revelaron que el gobierno de EE.UU., vía la NSA (National Security Agency), espió -y que seguramente sigue haciendo- a diversos presidentes franceses. La Casa Blanca publicó este miércoles un comunicado que confirma, indirectamente (en diplomacia se dice que "el diablo está en los detalles") lo sucedido. Aseguran que "François Hollande no está -ahora- siendo escuchado ni lo estará". Pero nada dicen del pasado. A buen entendedor, pocas palabras, dicen por aquí.

Según las informaciones reveladas por los diarios, la captación de las escuchas fueron realizadas desde la embajada de EE.UU. en París. Este flamígero edificio, ubicado a pasos de los Campos Elíseos y del palacio presidencial francés, alberga discretamente una imponente estación de la NSA.

Un poco de historia primero. La relación de EE.UU. con Francia es muy especial, y a pesar de frecuentes crisis, ambas naciones siempre se jactaron de ser aliados eternos. La ayuda militar, financiera y diplomática de Francia a los colonos durante la Guerra de Independencia fue decisiva para lograr la victoria; y el principal jefe militar francés, el Marqués de Lafayette (1757-1834), es considerado en esas tierras del Nuevo Mundo como un héroe nacional. Esta realidad histórica vuelve veraz la afirmación de que Francia es el aliado más antiguo de EE.UU. Y aumenta el sentimiento de ira y vergüenza de parte del gobierno francés.

A pesar de lo incómodo de la situación, François Hollande se encontró en la mejor postura posible, la de víctima. Fingió, está fingiendo y fingirá los sentimientos asociados: sorpresa, indignación e ira. Algo que, seguramente, le permitirá ganar algunos puntos en las encuestas de popularidad. Si resulta ser así, in pectore, el mandatario dará las gracias a los diarios Libération y Mediapart por haber sacado a la luz este caso que todos en Francia llaman el FranceLeaks. Pero la verdad es que todos sabemos que esto ha ocurrido siempre. Era un secreto a voces.  EE.UU. posee 60% del presupuesto mundial destinado a las escuchas, según J. Assange.

François Hollande podrá encontrar consuelo al saber que no es el único que se encuentra en esta situación: la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el ex presidente chino Hu Jintao y la canciller de Alemania, Angela Merkel, también fueron considerados dignos de interés por la NSA. El profesor François Heisbourg, presidente del IISS (International Institute for Strategic Studies), reconoce que las capacidades de cosecha de la información son más rápidas que la reflexión sobre sus consecuencias.

Pero, a pesar de que todos saben que el espionaje, incluso entre países amigos, existe desde siempre, ¿habría que resignarse? Es una situación preocupante por la amplitud, la cantidad de medios usados y tal como dice el periodista de MediaPart, Fabrice Arfi, el carácter "industrial y casi obsesivo" de las escuchas efectuadas por la NSA. Al parecer, Francia es el blanco preferido de esta institución. No sólo pusieron bajo escucha a tres presidentes de la República, sino que también a grandes empresarios, asesores, ministros, altos funcionarios y parlamentarios. También fueron espiadas -lo que preocupa más- las líneas de comunicación de máxima seguridad, por medio de las cuales se transmite información altamente confidencial (datos relacionados con el secreto militar, como por ejemplo, armas atómicas poseídas por Francia). Hasta el propio avión presidencial se encontraba intervenido por la NSA. Más que desagradable, es una situación vergonzosa para Francia: a pesar de ser una potencia militar y nuclear, su vulnerabilidad se revela a plena vista.

Como siempre, las Relaciones Internacionales están llenas de contradicciones y paradojas. Surge esta noticia en un momento de gran complicidad entre Francia y EE.UU. en asuntos internacionales. En término de cooperación militar, los lazos entre los dos ejércitos son más estrechos que nunca. E irónicamente, justo viene de aprobarse en Francia la ley que da cobertura a la acción de los servicios secretos, permitiendo espiar teléfonos y computadores sin control judicial. El llamado "Patriot Act" francés. Difícil entonces para los políticos franceses reclamar, en estos momentos, en contra de EE.UU. Derecho a guardar silencio tras defender y apoyar una normativa que, en el fondo, hace lo mismo en Francia.

No seamos ingenuos: espiar es a veces una necesidad. No obstante revela las ambigüedades y fragilidades de nuestras sociedades, nuestro lado oscuro. ¿Es digno de una democracia legalizar y potenciar una actividad que, por esencia, es oculta y representa una clara amenaza a la libertad y al buen ejercicio de ésta?

No es bueno resignarse a la impunidad de la que goza EE.UU. en término de espionaje. Constituye una ofensa para los valores fundadores del pueblo estadounidense. El espionaje a gran escala, practicado por EE.UU., indica que las relaciones económicas y geopolíticas son amañadas, que nuestro entorno es un trucaje, una estafa. Un mundo orwelliano.

Más fundamentalmente, ¿es legítimo luchar contra el mal con el mal? Todos conocemos la respuesta: en democracia el fin no puede justificar los medios.

A la espera de las nuevas revelaciones (aún más importantes, según prometió J. Assange), sería bueno recordar y considerar la lección de la famosa escritora francesa, la Marquesa de Sévigné: "Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua, es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar".

*Esta columna fue publicada orignalmente en revista Panorámica Latinoamericana.

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