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El fuego de Trump
Mar, 15/03/2016 - 08:28

Ana Paula Ordorica

México: nada está escrito en las elecciones
Ana Paula Ordorica

Ana Paula Ordorica es analista político, conduce el programa Frente al País, junto con el periodista Pablo Hiriart, que se transmite todos los días por Grupo Imagen en más de 70 radiodifusoras de México y 20 estaciones en el sur de los Estados Unidos. Adicionalmente es titular del programa Paralelo 23 en ForoTV, Televisa. Es analista habitual de Excelsior, Nexos y Foreign Affairs Latinoamérica, entre otros medios. Es licenciada en Relaciones Internacionales del ITAM, con estudios de Maestría en Historia en la Universidad Iberoamericana.

Hace una semana el tema era si había manera de que Donald Trump no se quedara con la nominación del Partido Republicano. Hoy la nominación ha pasado a un segundo plano. Tras lo ocurrido en Chicago la semana pasada, en donde se enfrentaron simpatizantes con detractores de Trump, el tema es si el fuego que ha encendido el magnate se puede apagar o, de menos, contener.

Donald Trump revive momentos complicados para Estados Unidos. Momentos como los movimientos racistas que llevaron al ascenso de grupos como el Ku Klux Klan o el asesinato de Martin Luther King hacia finales de los años 60.

Bien lo dijo el pasado fin de semana el presidente Obama, refiriéndose a Trump, que “hay quienes alimentan las sospechas sobre los migrantes, los musulmanes, los pobres y, en general, la gente que no es como ‘nosotros’, apuntando a que ellos son la razón por la cual Estados Unidos está en declive. Esto no ocurrió la semana pasada. Esto es una narrativa que ha sido promovida por muchos años ya”.

Y, en efecto, lo que dice hoy Trump enciende a un público que lleva años enojado.

En The Daily Beast, Mike Barnicle escribió un texto en el que compara la reacción de Bobby Kennedy, que estaba en campaña por la Presidencia en 1968 cuando asesinaron a Martin Luther King, con la actual campaña de Donald Trump.

En ambos momentos, EE.UU.se ha enfrentado a divisiones, odios, una sociedad descontenta y recelos. Pero los discursos de ambos no pueden ser más opuestos.

Mientras Kennedy hizo tras el asesinato de MLK un llamado a la unidad, a dejar la violencia atrás, a buscar la comprensión entre los diferentes, no importando color de la piel o religión, tenemos a un Trump que hace hoy exactamente los opuesto.

Trump invita a golpear al que no piensa como él, a sacarlo del espacio que cree le corresponde. Y cuando ve que hay violencia declara que ni siquiera es para tanto porque no ha habido muertos.

Escribe Barnicle que las palabras de Trump no inspiran a las masas que lo escuchan: las hacen enojarse más. No anima a sus seguidores; agravia más bien a sus detractores. No busca sacar a flote las fortalezas de la sociedad norteamericana. Más bien quiere que broten las debilidades de carácter más fuertes del ser humano: la envidia, la ansiedad y el miedo de qué puede pasarle a EU sin él al frente del país.

Eso es lo que hemos visto desde que Trump arrancó su campaña por la nominación. Ha incitado e invitado todos estos sentimientos, los más bajos de cualquier ser humano. Y empatados con un entorno social complicado por la lenta recuperación económica y por un panorama político sumamente dividido, en donde incluso Obama ha pedido disculpas a la sociedad norteamericana por haber fallado en una de sus principales promesas de campaña que era, justamente, acabar con las divisiones de Washington.

Lo que suceda con Trump, la reacción del Partido Republicano y de la sociedad estadunidense es ya, y será un evento, con secuelas trascendentes para nuestro país vecino.

La gran pregunta es si el fuego que ha encendido Trump se puede apagar y cómo… o, cuando menos, contener.

En eso se ha convertido una campaña que parecía iba a girar en torno a la posibilidad de, por primera vez, tener a una mujer al frente de la Casa Blanca. Vaya viraje en la campaña estadunidense por la Presidencia que tiene al mundo entero marchando al ritmo de Trump.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com