Los viñateros chilenos han invertido los últimos años grandes esfuerzos y recursos para potenciar la cepa emblemática de Argentina, el malbec. A su vez, hay que destacar que esta misma cepa se encuentra en Chile en diversas zonas vitivinícolas que han generado competitivos vinos a nivel internacional, además de que el malbec chileno es tan antiguo o más que el argentino, constatación reafirmada por las investigaciones realizadas por el historiador argentino Pablo Lacoste.
Esta apuesta de Chile por el malbec debe ser motivación para Argentina de que no se trata de potenciar sólo la cepa emblemática, sino una oportunidad para trabajar en conjunto y exportar más vinos de ambos lados de la cordillera de Los Andes.
Cabe destacar que los últimos 20 años más de nueve viñas chilenas han apostado por el mercado argentino comprando viñedos y lanzando sus propias marcas, o bien, embotellando una marca particular en origen, sin tener bodega.
Las bodegas chilenas que tienen viñas y marcas en Argentina son Concha y Toro (Trivento), Santa Rita (Doña Paula), Santa Carolina (Finca el Origen), San Pedro-Tarapaca (Finca La celia y Tamarí), Bodega Renacer (Familia Reich), Montes (Kaikén), Aresti (Espíritu de Argentina), Grupo Belén-Viña Morandé (Zorzal Wines), Bodega Cruzat, Viu Manent (ViBo), Veramonte (Cruz Andina en Mendoza).
Al mismo tiempo, tanto la prensa internacional como los especialistas y críticos de vinos le han recomendando en los últimos años a Argentina que comience a ampliar su portafolio de vinos para que no dependa del malbec. Sin embargo, y a pesar que están trabajando las cepas de la bonarda, torrontés y cabernet franc, no han logrado despegar otras exportaciones en el competitivo mundo del consumidor global.
A esta oportunidad de alianza chileno-argentina se suma un descubrimiento que podría ampliar aún más el impacto del malbec en el mundo: en el centro y sur de Chile se encontraron viñedos de malbec de más de 140 años, lo que me lleva a ratificar que sería una estrategia interesante para bodegueros argentinos embotellar malbec chileno, lo que entregaría un vino único y diferente a los encontrados en Argentina por razones de tipo de suelo y clima.
¿Es el momento para que los bodegueros argentinos crucen la cordillera para ampliar su portafolio de vinos con un sauvignon blanc de Casablanca, Leyda o Bío Bío, quizás un carmenere de Maule o Curicó, o quién sabe, un cabernet sauvignon de Maipo, y de esta forma ampliar las posibilidades de negocio, si ya tienen mercados consolidados que no van a crecer más si no logran innovar?
El hallazgo de cepas de malbec de más de 140 años de antigüedad ocurrió en viñedos ubicados en San Rosendo, una zona de la región del Bío Bío que no está reconocida con denominación de origen por tratarse de una zona que perdió por años la tradición de producir vinos. Con este descubrimiento, la frenética búsqueda de viñedos antiguos de malbec y de otras cepas se incrementó en los perdidos valles del río Itata, sumándose ahora el río Laja y el Bío Bío.