La extracción de minerales en América Latina se ha convertido en un tema polémico y complejo en estos últimos años. Algunos países, como Perú y Brasil, se han convertido en verdaderas potencias exportadoras de cobre, zinc, oro, hierro y bauxita, además de otros minerales preciosos muy codiciados. Alrededor de la minería hay numerosos problemas que van desde la contaminación y la utilización del agua hasta la cuestión monetaria que se traduce en el pago de impuestos y regalías a los países que tienen los recursos naturales.
El gobierno de la República Dominicana acaba de cerrar un acuerdo con la empresa canadiense Barrick Gold -la mayor productora de oro del mundo- que puede sentar un precedente a nivel regional, porque han modificado los contratos que habían aprobado hace unos años. En agosto de 2012 Danilo Medina asumió como presidente de la República Dominicana y el 27 de febrero de 2013 pronunció un discurso en el parlamento que asombró a propios y ajenos.
Allí explicó de manera sencilla que al momento de firmarse el contrato en 2002 entre el Estado y la empresa Placer Dome (antecesora de Barrick Gold), el precio del oro en el mercado de Londres era de US$298 la onza. Como el precio del oro aumentó unas seis veces desde entonces, para explicar por qué había que renegociar los términos del contrato Medina, citó a Barack Obama “cuando los tiempos cambian, nosotros también debemos cambiar”. En su discurso Medina planteó que era “inaceptable” que la Barrick obtuviera 97 de cada US$100 invertidos y al pueblo dominicano le quedaran apenas tres. Y para que no quedaran dudas, subrayó que “el oro que subyace en el suelo de la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperon, es del pueblo dominicano”.
Las negociaciones no fueron sencillas, porque de un lado estaba la poderosa empresa canadiense que cuenta con el apoyo de poderosos grupos económicos y políticos a nivel mundial, y del otro el presidente de un pequeño país de las Antillas con apenas diez millones de habitantes.
Además, del apoyo de casi todo el arco político para renegociar el contrato, lo elogió Rafael Correa durante su visita a Santo Domingo a fines de abril. Ante los medios dominicanos, Correa explicó que el tema era “un asunto planetario, sobre todo en los países en vía de desarrollo, en cuanto a los abusos de las empresas transnacionales y cómo extraen los recursos naturales”.
Los ejecutivos de la Barrick negociaron a regañadientes después de que la aduana dominicana retuviera por irregularidades un cargamento valorado en US$22 millones. Entonces flexibilizaron su posición. El nuevo acuerdo garantiza que el país reciba el 51,3% de los beneficios generados, lo que implica que en vez de recibir apenas US$377 millones se recibirán unos US$11.600 millones, sujeto al precio promedio del oro en el mercado de Londres. Y además se elimina una cláusula que permitía a la Barrick Gold empezar a tributar a partir de la recuperación completa de su inversión.
Danilo Medina se comprometió a renegociar y lo hizo. Ahora dijo que destinará hasta el último centavo, fruto de este acuerdo, a mejorar las condiciones de vida del pueblo dominicano. Este compromiso tampoco es menor.
*Esta columna fue publicada originalmente en agencia Télam.