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Elecciones en Chile: el triunfo de Michelle Bachelet y la segunda vuelta
Lun, 18/11/2013 - 17:19

Pamela Figueroa Rubio

Bachelet y la incertidumbre del triunfo en primera o segunda vuelta
Pamela Figueroa Rubio

Pamela Figueroa Rubio es Directora de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Central de Chile y docente a nivel de postgrado en el Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, así como en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), dependiente del Ministerio de Defensa de Chile. Es Master of Arts en Estudios Latinoamericanos por Georgetown University, y Doctoranda en el Instituto IDEA, Universidad de Santiago de Chile. Sus áreas de especialización son política latinoamericana, relaciones internacionales y seguridad. Durante la administración de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010) se desempeñó en el Ministerio del Interior como jefa de la División de Gobierno Interior.

Chile vivió un proceso electoral en completa normalidad y sin mayores cuestionamientos. A las 18:30 horas del sábado 16 de noviembre -el día anterior a las elecciones- el Servicio Electoral (Servel), daba a conocer que el 100% de los 2.012 locales de votación ya están habilitados y que el 71% de un total de 41.349 mesas ya habían sido constituidas. Esta se evaluaba como una cifra muy positiva comparado con los últimos procesos electorales, lo que auguraba un buen comienzo para la jornada electoral. Temprano en la mañana del 17 de noviembre ya se daba cuenta de un total de 99,94% de mesas constituidas. Los medios de comunicación informaban de una jornada tranquila y de afluencia normal a los locales de votación.

Los 9 candidatos presidenciales acudieron a los locales de votación, haciendo un llamado a la participación. Cerca de las 18:00 horas comienzan a cerrar las primeras mesas y empieza el conteo de votos. Cada comando se instaló con sus principales líderes y equipos colaboradores a seguir el proceso y a estar atentos a los primeros cómputos oficiales que en esta ocasión dará el presidente del Consejo Directivo del Servel, Patricio Santa María. El Servicio Electoral se preparó especialmente para esta elección que sin duda fue diferente a las anteriores. La modernización del proceso de elecciones, con inscripción automática en los registros electorales, y voto voluntarios habilita a 13.573.143 ciudadanos para ejercer su derecho a voto. Y más allá de las proyecciones de participación electoral, un mayor número de electores que deben elegir Presidente, Senador, Diputado y Consejero Regional ha hecho que el proceso sea más lento que en otras oportunidades. Para estas elecciones hubo un total de 1.919 candidatos a los distintos cargos disponibles a elegir. A través de la pagina web de la entidad, fue posible seguir en línea los resultados que se iban actualizando periódicamente, y como tradicionalmente ha sido en Chile, los resultados fueron rápidos, transparentes y sin mayores cuestionamientos.

Michelle Bachelet gana con una importante ventaja, pero no logra imponerse en primera vuelta. A partir de un 20% de los votos contabilizados ya se instalaba la tendencia de que si bien Michelle Bachelet llevaba una clara ventaja sobre el resto de los candidatos, no lograría un triunfo en primera vuelta. Esta tendencia se fue consolidando y finalmente Michelle Bachelet logró un 47% de los votos. A pesar de su claro liderazgo, las altas expectativas de partidarios y analistas de que Bachelet se impondría en primera vuelta limitó las celebraciones en su comando. Por su parte, y a pesar del más bajo desempeño de la derecha chilena durante los últimos años -Evelyn Matthei obtuvo un poco mas de 25% de las preferencias- sus partidarios celebraron la posibilidad de segunda vuelta como un triunfo. Por otra parte, el hecho de que candidatos como Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi obtuvieran más de 10% cada uno, muestra el interés de muchos chilenos por propuestas diferentes a la de los principales conglomerados políticos.

Esta elección tenía un importante nivel de incertidumbre con respecto a la participación electoral. Las proyecciones se hacían difíciles por ser la primera elección presidencial con voto voluntario. Finalmente votaron un poco más de 6 millones y medio de electores, de una cifra de alrededor de 13 millones de chilenos con derecho a voto. Uno podría hacer el análisis de este fenómeno desde la perspectiva del vaso medio lleno, o desde el vaso medio vacío. Desde un punto de vista positivo, a pesar de que esta vez el voto era voluntario la mitad de los chilenos ejerció su derecho y participó activamente del proceso. Este porcentaje de participación se parece a muchos de otras democracias consolidadas, pero es bajo en relación a los niveles de participación en la mayoría de los países latinoamericanos. Desde una visión más bien pesimista, la mitad de los chilenos con derecho a voto no fue a las urnas, lo que demostraría un bajo interés en la política, reafirmando datos expresados en estudios de opinión -como el Latinobarometro- que señala que los chilenos presentan baja ideologización y bajo interés en la política. Si bien la democracia chilena es una democracia consolidada, es importante poner atención en la calidad de la democracia, en los resultados que esperan los chilenos del proceso de toma de decisiones, y en mejorar los mecanismos de participación e inclusión. Claramente altos niveles de desigualdad social, demandas por un acceso amplio a una educación de calidad y de mayor inclusión en el sistema político, están afectando la valoración de los chilenos sobre las instituciones políticas. Esto implica un gran desafío para el sistema político chileno, no solo en la motivación si no en reformas más estructurales a sus sistemas educativos e institucionales políticas.

Con respecto a las elecciones parlamentarias, la Nueva Mayoría logra imponerse en ambas cámaras. Dos doblajes senatoriales, en las regiones de Antofagasta y Coquimbo; y al menos ocho doblajes en la Cámara de Diputados dan una mayoría a los partidos que apoyan a Michelle Bachelet. Es importante destacar además que las primeras mayorías nacionales en porcentaje de votos, son todos lideres de este pacto. Esto es un significativo punto de partida para avanzar en un programa de gobierno que se muestra progresista y ambicioso, centrado en tres reformas fundamentales: una nueva Constitución Política, reforma a la educación y reforma tributaria. Sin embargo, no asegura las mayorías requeridas debido a los altos quórum que estas requieren. Este será un punto fundamental para tener en cuenta en la estrategia de segunda vuelta: lograr un acercamiento y compromiso con aquellos parlamentarios electos –fuera del pacto Nueva Mayoría- y que podrían ser aliados en este camino.

Para la derecha, además del bajo rendimiento en la elección presidencial, la sorpresa estuvo puesta en la disminución de escaños de la UDI en relación al crecimiento de RN. Los resultados de las elecciones senatoriales en la Región Metropolitana son la muestra más clara de esto: se elige Andrés Allamand (RN) en Santiago Poniente, y Manuel José Ossandón (RN) en Santiago Oriente, dejando sin senadores a la UDI en la principal región del país. Este resultado posiciona a Allamand y Ossandón como figuras clave en los siguientes pasos que debe dar la derecha, por ser además claros adversarios internos del presidente Piñera dentro de RN. Para una segunda vuelta, el comando de Matthei deberá poner acento en ordenar su sector y ampliarse a conquistar el voto de aquellos que no participaron en esta primera elección. Por la pública disputa que tuvo con el candidato Parisi, es muy difícil que conquiste ese voto, que era el que podría haber sido más cercano a la derecha.

Otro elemento a tener en cuenta es la elección de destacados líderes del movimiento estudiantil y social en la Cámara Baja. Camila Vallejos, Karol Cariola, Gabriel Boric, y Giorgio Jackson -todos ex dirigentes del movimiento estudiantil- puede ser una buena oportunidad para canalizar las demandas de los estudiantes, los que cada vez se muestran más contestatarios frente al sistema político. Por su parte, la elección de Iván Fuentes -principal líder del movimiento social por Aysén- reconoce su amplio trabajo a nivel regional e incorpora una voz de los movimientos sociales en el congreso.

Si bien aún quedan pendientes importantes reformas políticas para mejorar la representación y participación, el ingreso de nuevos liderazgos puede ser refrescante para el sistema. La condición en que estos dirigentes fueron electos son diversas: Vallejos y Cariola fueron candidatas dentro del pacto Nueva Mayoría, Giorgio Jackson como independiente con omisión del pacto Nueva Mayoría, y Gabriel Boric como independiente logrando romper el sistema binominal. Iván Fuentes también fue dentro del pacto Nueva mayoría, lo que muestra los diferentes caminos que los llevaron a lograr un escaño.

El próximo 15 de diciembre los chilenos elegiremos una nueva presidenta. Está será una elección entre dos proyectos bien diferenciados para el futuro del país, por lo que la campaña de las próximas semanas debiera centrarse fundamentalmente en la disputa programática. Esta puede ser una gran oportunidad para fortalecer nuestro sistema político y valoración por la democracia, poniendo énfasis en el significado de la participación política para el desarrollo de nuestro país.

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