Según la Primera Encuesta Nacional de la Juventud Peruana-2011, el 31,2% de peruanos entre 15 y 29 años quiere iniciar una empresa. Un empresario es un emprendedor cuyas iniciativas se centran en el desarrollo de su empresa. Muchas veces se trata el emprendimiento como un tema muy relacionado con temas de liderazgo, motivación y trabajo en equipo. Esto es cierto, sin embargo, un empresario exitoso siempre tiene una visión y sabe a dónde está llevando su emprendimiento. Esto se desarrolla ya sea de forma premeditada o por instinto, aunque lo ideal y recomendable desde la óptica de la estrategia empresarial, es lo primero.
Una empresa necesita un rumbo. Al igual que las personas, las organizaciones requieren de lineamientos claros para desarrollarse. Es sumamente importante contar con objetivos de corto, mediano y largo plazo para poder gerenciar adecuadamente un emprendimiento empresarial o un proyecto de cualquier tipo.
Un emprendedor es una persona con un ímpetu especial, y que trata de llevarse el mundo por delante y enfoca sus esfuerzos al desarrollo de sus proyectos. Es primordial que sus acciones estén encaminadas en una misma línea y que todo lo que desarrolle en ese ámbito sirva para el logro de sus objetivos fundamentales.
El Planeamiento ofrece respuestas a las grandes preguntas que todos los empresarios se hacen en algún momento: ¿qué camino seguir para que la empresa sea exitosa?, ¿cuánto vender y a quiénes?, ¿para qué se desarrolla todo el esfuerzo?, ¿quiénes deben ser mis proveedores?, entre otras. Si un empresario tiene como principal motivación la obtención de utilidades, debe trazar un plan enfocado a ello. Lo mismo si quiere crecer. Las ideas, los objetivos y los proyectos pueden quedar en buenas intenciones; es por ello que se recomienda trazar una hoja de ruta pensando en el futuro. De eso se trata la aplicación del planeamiento a la gestión empresarial.
Todas las grandes empresas desarrollan procesos de planeamiento. Sus ejecutivos se reúnen para planificar lo que se hará el próximo año. Cabe preguntarse que si las empresas más exitosas del mundo de los negocios lo hacen, porqué las pequeñas, medianas y micro empresas no pueden imitar esta sana costumbre dado que se trata de emprendimientos -aunque de menor envergadura económica- de la misma (o mayor) importancia para las personas que los desarrollan. Se debe tratar de “diseñar el futuro” elaborando o ajustando tanto la visión como la misión, analizando el entorno y la industria, mirando hacia dentro de la empresa, todo ello para trazar objetivos y definir estrategas que permitan el logro de las mismas.
No importa el tamaño de nuestras empresas o proyectos. Es recomendable que para todo emprendimiento, se trace un plan y una forma de contralar la evolución del mismo, sólo así sabremos si estamos caminando de forma adecuada al cumplimiento de las metas que nos hemos trazado.
Los párrafos anteriores son obvios para muchos (probablemente para todos los que lean esto); sin embargo, ¡la mayoría de las empresas latinoamericanas no cuentan con planeamiento estratégico ni formal, menos con indicadores que permitan controlar su evolución o éxito en todo ámbito! No se trata sólo de emprender, se trata de hacer empresa. En un mundo en el cual todos los jóvenes quieren ser empresarios, la alta tasa de mortalidad de los emprendimientos en la región, es una señal a tomar en cuenta.