El regreso de Michelle Bachelet a Chile después de una prolongada ausencia del país la colocó en el centro del escenario y dejó en claro que su popularidad es un capital político que pocos tienen. En la izquierda no parece haber ningún candidato capaz de hacerle sombra a Bachelet, ya que se considera que la ex presidenta es la única en condiciones de derrotar a la derecha.
Esto se vio reflejado en el proceso de selección de los precandidatos para las primarias del 30 de junio que realizarán los dos grandes bloques políticos chilenos. Por un lado está la “Concertación”, a los que algunos todavía definen como “izquierda” o “centroizquierda” y, por el otro, la “Alianza”, que reagrupa a los partidos de la derecha tradicional. Las primarias servirán para que estos grandes bloques elijan los candidatos que competirán por la presidencia en noviembre de este año.
Sin embargo, para la izquierda sería un suicidio pensar en un triunfo sobre la base de la popularidad que marcan las encuestas, ya que la derecha chilena tiene un altísimo piso electoral por la fuerza de Renovación Nacional (RN) y la Unión Democrática Independiente (UDI).
En 2009, los dos partidos de la derecha unidos obtuvieron el 44% de los votos en la primera vuelta, mientras que en la segunda triunfó Sebastián Piñera con el 51%. En 2005, con dos candidaturas separadas obtuvieron un total del 48%, un porcentaje similar a 1999 cuando se presentaron en una misma fórmula aunque en ambas elecciones perdieron. Esto quiere decir que la derecha chilena tiene una base electoral que ronda el 45%, un porcentaje altísimo en cualquier país.
El épico rescate de los 33 mineros de la mina San José en agosto de 2010 catapultó a Laurence Golborne -el ignoto ministro de minería de Piñera- al centro de la escena. Golborne estuvo allí todo el tiempo y se granjeó una simpatía que excedió al gobierno. Su nombre surgió de inmediato como un candidato para suceder a Piñera. Sin embargo, el héroe del rescate de los mineros fue fagocitado por las propias disputas personales y políticas que también existen en los dos partidos de la derecha.
Según numerosas encuestas, tan apreciadas por los chilenos, Golborne era el político de derecha con mayor nivel de aceptación. Eso no impidió que fuera obligado a renunciar por diversos cuestionamientos de su paso por la empresa Cencosud y cuentas en el extranjero.
Paradójicamente, su reemplazante para competir en las primarias con Andrés Allamand -ex diputado y ministro de defensa de Piñera, de Renovación Nacional- es Pablo Longueira, un veterano militante de la UDI, ministro (de economía) de Piñera, con un pasado abiertamente pinochetista y que mide muy mal en las encuestas. A pesar de su popularidad, Golborne cayó porque en la derecha también se cuecen habas y porque ninguna encuesta de opinión garantiza un triunfo. Todo un mensaje para Michelle Bachelet.
*Esta columna fue publicada originalmente en agencia Télam.