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Frustración laboral: y alguna vez, ¿pensaste en cambiar?
Mié, 11/09/2013 - 10:43

Carlos Escaffi

Perú: cuando los emprendedores se hacen notar
Carlos Escaffi

Fundador de Relaxiona Internacional y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Domingo cualquiera, llega el momento de ocio, ese tan esperado, en el que supuestamente íbamos a “desconectarnos” pero finalmente eso no ocurre, pues somos abordados por pensamientos que afloran cuando nuestra marea mental está calma, y empezamos a analizar nuestro acontecer personal, a evaluar nuestro desempeño profesional, nuestra línea de carrera, (por cierto, si es que ésta existe en tu organización, aunque bastaría con que para nosotros esté presente), a revisar nuestra proyecciones, a tomar conciencia del tiempo transcurrido y del que nos queda y darnos cuenta que muchas veces somos parte de la digestión de la vorágine laboral, en donde no hay espacio para parar y cuestionarse si realmente amerita el esfuerzo que realizamos.

Y es que, este tipo de espacios, se hacen altamente necesarios para reflexionar sobre lo que hacemos, sobre lo que queremos, también para revisar nuestras aspiraciones, y para evaluar el rumbo de nuestro navegar, suele suceder que más de alguno a veces pierde el norte y sólo se deja llevar por la cómoda corriente.

Factor miedo…¿Es bueno sentir miedo?, sí, lo es, de lo contrario no desarrollaríamos ese estado de alerta que nos ayuda a medir el riesgo, a evitar el peligro, o, a darnos cuenta cuando estamos cerca de él. Sin embargo, el miedo es perjudicial cuando nos secuestra y empezamos a desarrollar el síndrome de Estocolmo, en donde disfrutamos nuestra estancia al lado del secuestrador denominado “don Miedo”, el cual nos conduce a generar un estado de confortabilidad laboral, conocido también como zona cómoda, en la que a pesar de ser conscientes, de que lo que tenemos no es lo que quisiéramos, pues no nos satisface, seguimos ahí y no hacemos nada para salir de ese círculo vicioso.

Entonces, ¿qué es lo que ocurre?, ¿miedo a enfrentar la realidad?, ¿miedo al cambio?, ¿no te sientes capaz?, ¿te acostumbraste a lo que tienes?, o, simplemente conformismo. 

El tema es efectuar una introspección, reconocer nuestro estado, ser consciente de ello y analizar seriamente la posibilidad de efectuar un viraje laboral, ¿por qué negarse la posibilidad de aspirar a más?, ¿será que nuestros miedos nos coactan y nos impiden crecer?, ¿será que nos hicieron inseguros?; ¿será que tuvimos la misma estaca, en la que amarraron al elefante que fue llevado al circo cuando aún era un tierno paquidermo y ahora que es un tremendo animal sigue amarrado sin darse cuenta que de solo un giro podría tirar, si quisiera, la carpa abajo?…

Crítica y advertencia, (lo más probable que este párrafo no sea nada popular, pero sí una verdad, por cierto que no absoluta).

¿Cuántas veces te has sentido que eres una pieza de un reloj?, y a través de un eufemismo con gran espíritu altruista, te dijeron, “¡¡nooo!!, formas parte de un gran equipo, sin ti, no podríamos conseguir el objetivo”, pero la verdad es otra, si la pieza falla, esta se cambia y así el reloj sigue funcionando, pragmatismo puro.

¿Cuántas veces de manera ilusa pensaste que ese puesto era por méritos propios?, ¿cuántas veces creíste que la línea de carrera no tenía límites y que además dicha línea existía?”, ¿cuántas veces pensaste es que eras irremplazable?, (o, al menos te lo hicieron creer), ¿cuántas veces pensaste en que te extrañarían, (lo siento practicantes idealistas), ¿cuántas veces creíste que sólo era importante la capacidad?, y no ser cercano a…, ¿cuántas veces más será necesario para que te des cuenta que el mundo es real y sobre todo muy práctico?.

¿Será que sólo somos un número inserto en un presupuesto con más o menos ceros?...
El tema es que somos una gran hoja de trabajo en blanco, en donde sólo importa el punto negro, porque los puntos blancos están por descontados, importa ese que es fácil de señalar, de juzgar, de criticar, y por el qué dirán, que la hoja ya no es pulcra, está manchada.

Es una buena practica laboral el reconocer los logros, el felicitar, el entregar un reconocimiento, pero te has preguntado si te contrataron para hacerte feliz, para que lo pases bien, para que disfrutes la estancia laboral, para que estés contento con el trabajo, ¿para qué te contrataron?,… ¿será para que trabajes?...”para eso te contratamos para que hagas las cosas bien, o, ¿debo felicitarte por ello”?, que frase tan cruda, ortodoxa, pero real!.

Momento de inhalar, exhalar y virar. Así las cosas, resulta que a veces no contemplamos en nuestro esquema mental la posibilidad de tener un respiro, una posibilidad de cambio, creemos que lo que tenemos es todo, y caemos en la nefasta conclusión en que es poco probable conseguir algo mejor. Lo único que habrá conseguido es ser un elefante de circo.

Haga un plan, ¡sí!, uno para usted, en donde se proyecte, pregúntese qué es lo quiere, pregúntese si está contento, pregúntese cuán capaz es de conseguir algo mejor, y finalmente concluya en que hará y sobre todo cómo…ahh!!, me olvidaba de algo, sea honesto consigo mismo, no se “engrupa”!!

Pare un momento y piense, tómese unos minutos para reflexionar, pregúntese, ¿a dónde va?.

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