Ya nos encontramos en el segundo mes del año, junto a la ejecución del segundo mes del presupuesto anual, el cual seguramente incluye un monto dedicado a las acciones de responsabilidad social empresarial (RSE) del trimestre. La cuestión es: si dicho monto o su impacto se encuentra inmerso en las diferentes cuentas de la operación, o si se encuentra en un rubro puntual del área administrativa, sustentado en una lista de actividades sociales.
Aún se mantiene, lamentablemente, la idea de que la RSE es una línea presupuestal dedicada a temas filantrópicos, similar año a año y sobre la base del nivel de complejidad de cada actividad externa. Ello sucede cuando confluyen errores de concepto, perspectiva y de gestión del negocio.
Cabe recordar que la RSE es inherente a todas las actividades de la empresa, y prácticamente no existe una línea del estado de resultados de la empresa que no esté afectada por la responsabilidad social de esta. Ser socialmente responsable comienza 'en casa', y con sus principales stakeholders, como los clientes y consumidores del producto o servicio, frente a quienes la responsabilidad se ve reflejada en la calidad de lo entregado; los empleados de la empresa, a quienes se les debe respeto, remuneración justa y puntual, y condiciones dignas y apropiadas de trabajo; la comunidad de la que forma parte la empresa, y la forma como afecta al medio ambiente su operación; y el Estado a quien se paga los impuestos correctamente determinados, y que sirven para financiar y operar los servicios públicos, incluida la atención a los más necesitados.
La RSE es una parte intrínseca de la estrategia de negocios y modelo operativo de la empresa. No hay plan de negocios o decisión que se tome que no tenga de manera tácita un elemento de responsabilidad social. Pero uno se pregunta, ¿en qué momento del planeamiento o la decisión ese elemento de RSE sale a relucir o se incluye en la discusión?
En primer lugar, el cimiento se encuentra en los valores y ética de la empresa y de las personas participantes de la decisión. Cuando se plantean cursos de acción, se espera que estos sean éticos y morales, y por lo tanto socialmente responsables, en que hacer lo correcto es lo natural, y no lo inverso.
En segundo lugar, toda decisión debe tener sustento y lógica de negocio, pues la empresa debe buscar per se su rentabilidad. De lo contrario, no sobreviviría, y sus decisiones pondrían en riesgo la provisión de los bienes y servicios del que dependen los usuarios, y el sustento económico de los trabajadores de la empresa.
Cuando McDonald's decidió el cambio en los materiales de empaque de sus productos, con lo que logró reducir en 30% los residuos sólidos, ¿en qué pensó primero?: ¿en reducir su impacto ambiental o en reducir sus costos operativos? De manera similar, cuando Walmart redujo su embalaje, así como 100 millones de millas en las rutas de entrega de sus camiones, lo que disminuyó sus emisiones de carbono y ahorró US$200 millones en costos, ¿cuál fue el elemento motivador inicial?
O en este mismo momento, cuando Starbucks lanza a nivel internacional su campaña de vasos especiales reusables -al margen de que sus vasos normales son reciclables- brindando un descuento al usuario por cada uso, ¿en qué piensa primero?: ¿en reducir la adquisición, el transporte y el almacenamiento de vasos, o en reducir aún más su huella ecológica?
Los casos anteriores, y otros más, no son más que ejemplos de decisiones de negocio que tienen sentido comercial y financiero, y a la vez responden positivamente a la responsabilidad de sus modelos de negocio con la sociedad y el planeta entero. Son casos en que vemos que los valores de la empresa y de la sociedad son compartidos, y benefician a ambas partes en forma simultánea, así como el bien común.
No hagamos nuestra lista de acciones de RSE con fines meramente filantrópicos o reputacionales, o por presión social o política para ex post contar con licencia social para operar. Ser socialmente responsable es simplemente hacer lo correcto y con sentido de negocios. No significa, necesariamente, un gasto adicional. Incluso puede significar mayor eficiencia, menores costos operativos, reducir riesgos para el negocio en el corto y largo plazo, y evitar la distracción no deseada de la gerencia ante imprevistos. Aún sin estos beneficios 'extras', hacer lo correcto es por sí mismo una buena razón de negocios.