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Humpty Dumpty y el lenguaje
Vie, 14/08/2015 - 08:51

Gabriela Calderón

Cómo Irlanda sale de la recesión
Gabriela Calderón

Editora de ElCato.org y columnista del diario El Universo (Ecuador). Se graduó en 2004 con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Sus artículos han sido reproducidos en otros periódicos de Latinoamérica y España como El Tiempo (Colombia), La Prensa Gráfica (El Salvador), Libertad Digital (España), El Deber (Bolivia), El Universal (Venezuela), entre otros. En 2007 obtuvo su maestría en Comercio y Política Internacional de la George Mason University.

La liquidez del sistema financiero ya no es tan líquida como antes, habiendo el BCE invertido alrededor de US$3.613 millones en bonos del Estado ecuatoriano y en préstamos a la banca pública. Todo lo cual solo el Gobierno considera como activos líquidos.

La deuda pública no incluye todas las obligaciones incurridas por el Estado. Como se explicó recientemente en un comunicado del Ministerio de Finanzas: “Al ser un contrato comercial de la empresa pública Petroecuador para la venta anticipada del crudo, la transacción no es considerada una operación de deuda pública”. Explicación extraña, considerando que es de conocimiento público que los ingresos por estas operaciones constituyen parte del financiamiento anual del presupuesto desde 2009.

La democracia tampoco es tan democrática como algunos pensábamos que debía ser. Si el Gobierno de turno quiere abrir la puerta a la posibilidad de convertirse en uno permanente, pues ya no es necesario consultarle a la gente.

Los golpes de Estado son solo aquellos que amenazan la permanencia de un presidente, sin importar que este haya violado el orden constitucional. Los golpes de Estado ahora también se dan de manera sutil, a través de argumentos persuasivos y haciendo ejercicio de esa invención extraña de Occidente: la libertad de expresarse contra el poder sin miedo a represalias. Incluso el Gobierno ha llegado al extremo de crear una propaganda para darle una connotación favorable a la palabra “dictadura”. ¿No la vio o no se percató de esto? La letra de la canción decía “Si esto es una dictadura, es porque les está dictando el corazón”.

¿Será que usted y yo estamos locos o de verdad las palabras tienen un significado relativo?

Sobre lo primero, estamos preguntándonos lo mismo que la pequeña Alicia en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, del genio Lewis Carroll. Consideremos el diálogo entre el huevo Humpty Dumpty y Alicia:

Humpty Dumpty: Cuando yo uso una palabra, quiere decir lo que yo quiero que diga... ni más ni menos.

Alicia: La cuestión es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

Humpty Dumpty: La cuestión es saber quién es el que manda... eso es todo.

Aquí Carroll estaba señalando la importancia de la manipulación del lenguaje para quiénes ostentan el poder. Lo mismo señaló George Orwell en su ensayo clásico “La política y el lenguaje inglés”.

Detrás de todo esto está la cuestión muy importante de la verdad. ¿Cuál es la verdad? ¿Podemos llegar a conocerla? El filósofo Karl Popper explicaba en su ensayo “El estatus de la ciencia. Una emisión radiofónica para Rusia” (1963) que hasta los más famosos científicos de la historia (mencionando a Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Einstein), aunque se acercaban a la verdad, estaban equivocados. Popper pretendía con esto explicar que aunque las ciencias no son infalibles sí “hacen de la búsqueda de la verdad su principal tarea, aun en el caso de que la verdad entre en conflicto con todas nuestras creencias, con todas nuestras convicciones personales, con todas nuestras tradiciones, con todos nuestros prejuicios”.

Por eso no podemos renunciar a la crítica, sobre todo ante el autoritarismo. Esta es la actitud que Popper consideraba “el espíritu de la ciencia”. Y agregó que si renunciamos a esto, nos convertiríamos en reaccionarios que obstaculizan el progreso.

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