El outsourcing de la gestión del gasto es una tendencia cada vez más usual entre las grandes corporaciones de diversas industrias. Esto, permite que la organización se focalice en el corazón de su negocio y que alcance objetivos claves como ahorro; optimización de costos y tiempos del proceso de gestión del gasto; transparencia y auditabilidad; y minimización de los riesgos. Ello, a partir de la gestión de contratos, homologación y procesos electrónicos de negociación.
Esta labor, básicamente, la realizan los Centros Expertos de Gestión. Teniendo en cuenta que en muchas industrias el 50% de lo que se factura se gasta o invierte en contratos con terceros, más allá de la nómina, es fundamental tener un centro experto en este ítem.
En Chile, la gestión del gasto está en línea con las mejores prácticas globales, pasando de un modelo orientado al control presupuestario a uno de eficiencia corporativa, donde se privilegia la estrategia de la compañía y cómo el gasto aporta, en mayor o menor medida, a las iniciativas que generan valor e ingresos. Por lo mismo, las empresas están adoptando un modelo corporativo de la gestión estratégica del gasto, generando un governance que permite incorporar esas gestiones al ADN de la compañía, con indicadores de eficiencia que pueden entregar datos reales de las tendencias del gasto, cruzados con ingresos y muchos otros factores, como el número de transacciones generadas, control interno y gestión integral de riesgos. Finalmente, lo que se busca es lograr, a un bajo costo, altos rendimientos en eficiencia del gasto y potenciar los recursos en otras actividades complementarias.
Una empresa que busque gestionar de manera eficiente su gasto tiene que preguntarse si puede ser ese gasto tercerizado en un socio estratégico o no. Si logran derribarse ciertos paradigmas, en la gran mayoría de los casos, se tenderá a una externalización del gasto. En forma puntual, para tercerizar la gestión del gasto una compañía debe, primero, realizar un correcto diagnóstico; luego, disponer de un sponsoring del proyecto para lograr el cambio. Por último, identificar el tipo de tercerización que se necesita.
Con todo, lo real es que el mercado chileno puede verse beneficiado por un mix en la gestión del gasto, donde el proceso es liderado por un equipo interno de la empresa, pero la gestión del gasto y su ejecución es conducida por una organización externa. Son los ejecutivos de las empresas quienes saben del negocio y de la estrategia, pero necesita socios facilitadores que, a un nivel técnico adecuado, con un significativo entendimiento de la necesidad y con un enfoque al mercado, puedan apalancar la visión y sacar el mejor partido de una relación estratégica.
Así, a medida que los directivos locales internalicen la necesidad de centros de gestión expertos, específicamente en gestión del gasto, y se equipare el foco entre costos e ingresos como generadores de rentabilidad, esta tendencia va a ir tomando mucha más fuerza, no sólo en Chile, sino también en el mercado de América Latina.