El enoturismo en Chile lleva varios años de desarrollo con un crecimiento en los flujos de visitantes nacionales y turistas extranjeros. Este avance se ha visto potenciado en diversos valles como el de Colchagua, Casablanca, Maipo y en menos medida, Cachapoal y Aconcagua.
En el caso de los Valles del Maule, Curicó o Itata, los flujos de visitantes disminuyen proporcionalmente. Esto se debe a diversos factores como planificaciones mal enfocadas para generar nuevos visitantes, escasez de hotelería en los valles vitivinícolas, y una estacionalidad que afecta el desempeño del enoturismo local.
Considerando que los extranjeros toman aviones para desplazarse a San Pedro de Atacama y Torres del Paine, la principal debilidad de las rutas del vino del sur y norte de Chile, radica en que debe haber una oferta más amplia de atracciones y actividades que complementen y justifiquen el viaje, expandiendo las rutas del vino de manera coherente hacia el sur o norte.
En cada uno de los casos, los flujos de visitantes y los motivos para visitar la zona son tan diversos como los vinos con altas puntuaciones, visitar el viñedo que produce el vino favorito, recomendación de un amigo, un comentario en una revista o libro, factores que han costado que sean identificados por las bodegas nacionales para mejorar o aumentar el flujo de visitantes.
El comienzo del enoturismo en Chile no fue fácil -estamos a medio camino- y falta mucho por hacer para mejorar su desempeño. El esfuerzo inicial para generar los flujos de visitas se logró gracias a una estrecha relación entre operadores, agencias y las propias áreas de turismo de las viñas que se abrieron a este nicho de negocio.
Muchas viñas partieron con degustaciones gratuitas como en la mayoría de los países donde el enoturismo lleva más de dos décadas de desarrollo. Pero rápidamente, las viñas se dieron cuenta que no era rentable abrir botellas a los visitantes sin cobrar una entrada o ticket. Ahora, la entrada cobrada permite degustar dos a cinco vinos de la línea básica o varietal de la viña; en algunos casos, las viñas decidieron ofrecer varias opciones de degustación por tramos y el visitante puede acceder a vinos varietales, reservas o Premium, inclusive los vinos iconos. Pese a todo lo anterior, hay que destacar que las áreas de turismo de muchas viñas sufren de un “status quo” que genera un estancamiento, lo cual requiere y merece una reingeniería.
Es así como en los últimos meses está creciendo la necesidad por cambiar y mejorar la distribución de los flujos para que sean más constantes en el tiempo. También es esencial atender el mercado local mediante estrategias innovadoras para atraer a los visitantes a las viñas a través de estrategias de marketing de vinos.
En este contexto, la consultora internacional de eno-turismo que trabaja en alianza con Andes Wines, Pamela Villablanca, destaca que “la reingeniería del turismo de bodegas pasa por temas de personal capacitado, no en términos enológicos, sino en el mensaje real de la viña a sus consumidores. Una vez que entendemos que no son turistas, son consumidores, se hace más claro cuáles son nuestros objetivos. Una vez que se entiende el departamento de turismo no solo como una unidad de negocios, sino como una prolongación de los esfuerzos de venta y marketing internacional, dimensionamos la reingenieria. Se destinan recursos humanos y financieros, buscando satisfacer la demanda como globalidad. La reingeniería del enoturismo pasa necesariamente por entender a nuestros consumidores y mercados, y a como establecemos la relación cuando ellos nos visitan para prolongar la experiencia".
Todavía es usual ver que muchas viñas cierren sus puertas los fines de semana y feriados, siendo uno de los peores errores si el enoturismo quiere ser desarrollado de forma orgánica. Ya no basta con anunciar una degustación de vinos para atraer a los visitantes, y menos pensar que el turista extranjero sólo viene al país de lunes a viernes.
Hay que sumar otras actividades y las bodegas deben renovar el concepto de tour y degustación. En este sentido, el Valle del Maipo lidera en número de visitantes en Chile, sin embargo, hay una clara falencia de oferta gastronómica, cosa que no ocurre en Casablanca, que cuenta con una amplia gama y sin embargo recibe menos turistas y el gasto promedio de estos es también menor al del Maipo.
Consultado por este tema, Thomas Poussard, gerente general de la Agencia de Turismo Tailor Made Trips & Experiences, afirmó que “ya no basta con ofrecer un tour estándar de degustación o recorrido por el viñedo. El público está buscando una experiencia que le haga sentir como propio ese vino que va a degustar. Debe ser asociado sensorialmente con el sector donde está ubicado el viñedo. Se deben crear experiencias a través de degustaciones temáticas o tours urbanos de vinos en la propia ciudad. Hay que traer el producto fuera de la bodega y de la viña para innovar en la forma de posicionar los vinos”.
“Es por esto que en el caso de Tailor Made Trips & Experiences, estamos implementando diversos tours y experiencias para acercar el vino a la ciudad, ya que un alto número de visitantes no tiene el tiempo de viajar a un valle en las afueras de la ciudad, y menos, en otra región”, finalizó Poussard.